CDMX, Octubre 14/23.- La mañana de este día estaremos en penumbras porque la Luna tapará al astro rey y seremos testigos de un evento astronómico que no todos los días se tiene el privilegio de ver, el eclipse anular de Sol.
El fenómeno solar inicia como eclipse parcial a partir de las 9:45 de la mañana y finaliza a la 13:08 horas; la fase de eclipse anular inicia a las 11:22 de la mañana.
Alcanza su punto máximo a las 11:24 y finaliza a las 11:26. La duración del eclipse anular es de aproximadamente cuatro minutos con 15 segundos y se prevé que se oscurezca 90.4 por ciento.
“Sol roto”
Pero, ¿qué más sabemos de los eclipses?
El doctor José Franco, del Instituto de Astronomía de la UNAM, cuenta que los griegos llamaban a este fenómeno ἔκλειψις o ‘desaparición’, y los mayas le decían pa’al k’in, o ‘Sol roto’; y que la Luna cabría aproximadamente 65 millones de veces en el Sol.
Entonces si es tan pequeña ¿cómo es que lo puede tapar? En el firmamento, ambos parecen de tamaño idéntico; y aunque nuestro satélite posee un diámetro 400 veces menor al del astro, también está 400 veces más cerca.
Es como si colocáramos a lo lejos un balón de soccer, tomáramos una canica entre nuestro pulgar e índice y la acercáramos a nuestro ojo justo hasta el punto donde esta luce igual de grande que la pelota.
A este delicado balance entre dimensión y percepción se le denomina diámetro angular y es lo que permite a la Luna ocultar al Sol, casi de manera exacta, al transitar frente a él, explica el experto.
La órbita lunar es una elipse elongada y no un círculo perfecto, lo que hace que unas veces se encuentre más lejos y otras más cerca de la Tierra.
Por lo mismo, si la Luna se cruza con el Sol cuando está en una posición distante, su tamaño aparente será menor al del astro y casi lo tapará, mas no del todo, y dará la impresión de tener un halo luminoso por encima de su contorno: a esto se le llama eclipse anular.
Por el contrario, si ella pasa por enfrente cuando está en una posición cercana, ocultará al disco solar de forma completa, el cielo se oscurecerá cual si fuese noche, habrá estrellas y tendremos uno total.
Los eclipses no son exclusivos de nuestro mundo, pero de haber un lugar privilegiado para apreciar tales fenómenos este sería la superficie terrestre, ello porque pese a que el Sistema Solar tiene 163 lunas orbitando a seis de sus planetas (ni Mercurio ni Venus tienen satélites), la nuestra es la única capaz de tapar, casi a la perfección, al disco solar.
En el origen mismo de la historia
El eclipse más antiguo del que se tiene registro ocurrió hace tres mil 245 años, el 5 de marzo de 1223 a. C., en la ciudad de Ugarit, y de ello da cuenta una tablilla hallada por arqueólogos en la actual Siria. En las inscripciones talladas sobre el objeto de arcilla puede leerse: “En el día de Luna Nueva, del mes de hiyaru, el Sol se escondió avergonzado”.
Más que algo anecdótico, este dato es fuente de información valiosa, pues además de evidenciar que en los últimos tres mil años la rotación terrestre se ha modificado poco o nada, a nivel antropológico demuestra que, desde el inicio mismo de la historia, el humano comenzó a consignar los fenómenos astronómicos y a intentar explicarlos.
“Desde el instante en el que el hombre aprendió a escribir comenzó a llevar registro de todo: tanto de lo sucedido en sus ciudades como en el firmamento. El cielo es el principio del conocimiento y, de alguna forma, la historia de la astronomía es también la historia de la civilización”.
Fue un eclipse de Sol a media batalla, señalaba Heródoto, el que detuvo la guerra entre medos y lidios el 28 de mayo del 585 a. C., y es probable que fuera otro eclipse, el 21 de abril del 1325 d. C., el que diera a los aztecas la señal definitiva para fundar la ciudad de México-Tenochtitlan a mitad de un lago, como sugiere el astroarqueólogo Jesús Galindo, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
Ello muestra que, además de estar en el inicio mismo de la historia, estos fenómenos podrían ser base y explicación de varios hechos históricos. PdC.