*Compremos solo lo que vamos a consumir
CDMX, Octubre 17/23.- ¿Sabías que cada año se produce el doble de los alimentos que se requieren para dar de comer a quienes habitan en el Planeta y sin embargo cerca de 800 millones de personas padecen hambre?
Ayer se conmemoró el Día Mundial de la Alimentación, su objetivo, concientizar sobre el problema alimentario y fortalecer la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
Esto de la alimentación es una paradoja, por un lado son miles las toneladas de comida que se desperdician y por el otro, millones de personas que no tienen que comer.
Por eso, una alimentación sostenible implica tener comida en nuestra boca para evitar el hambre, pero que sea nutritiva, con una dieta saludable y asequible a las personas, además de que se respeten sus tres dimensiones: social, económica y ambiental, en un sano equilibrio.
Es fundamental que los consumidores no desperdiciemos los alimentos y compremos solo lo necesario para comer, señala la coordinadora del Programa Universitario de Alimentación Sostenible (PUAS) de la UNAM, María Elena Trujillo Ortega.
Afortunadamente entre las nuevas generaciones existe mayor conciencia respecto a consumir sólo lo que se va a comer. A éstas personas se les conoce como flexitúrico porque leen la etiqueta, vigencia o vida de anaquel y se informa de su tipo de procesamiento. Es una tendencia que está creciendo en el mundo.
La experta resalta que los sistemas alimentarios del planeta se encuentran bajo presión cada vez más intensa de producir mayor cantidad de comestibles para satisfacer su creciente demanda.
Situación que ha desencadenado consecuencias ambientales y sociales, destacando la degradación del suelo, escasez de agua, pérdida de biodiversidad, fragmentación sobre los ecosistemas, incremento en la emisión de gases de efecto invernadero, malnutrición, migración de poblaciones rurales y aumento de los niveles de desigualdad social y pobreza.
Por ello, recomienda a la sociedad en general ingerir productos de temporada, de preferencia nacionales; comprar solamente lo que vamos a consumir; revisar que la proteína animal (carne de res, pollo) provenga de ranchos TIF de inspección federal; e integrar el rubro social de la nutrición nacional, como uso de milpas y chinampas.
De acuerdo con la FAO, la seguridad alimentaria se consigue “cuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso físico y económico, suficiente alimento, seguro y nutritivo, para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias, con el objeto de llevar una vida activa y sana”.
A nivel mundial, aproximadamente 800 millones de personas padecen hambre; 670 millones de adultos y 120 millones de niñas y niños (de cinco a 19 años) son obesos; más de 40 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso, y una de cada tres mujeres en edad reproductiva padece anemia. PdC.
Con información de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y del boletín 785 de la UNAM.
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