*Acabar con el estereotipo de la madre abnegada
*La maternidad, una decisión libre, consciente y deseada
Hoy, Día de las Madres, es una buena oportunidad para reivindicar sus actividades en la familia y de nombrar las violencias que enfrentan; quitar la idealización de la figura materna que todo aguanta de manera abnegada y callada.
El reconocimiento a la madre debería ser todos los días, y expresarse compartiendo tareas y responsabilidades como la crianza y educación de los hijos, la economía familiar y respetando su autonomía e identidad como personas.
Hay que resignificar el rol de madres. Quitar la idealización que existe de la figura de la maternidad, considera la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, Alejandra Collado Campos.
Señalar las violencias que las atraviesan: presión social para ser madre; negación del derecho al aborto; violencia obstétrica; dobles jornadas laborales; explotación; obstáculos para conseguir un trabajo o puestos laborales más altos por cuidar a los hijos; y feminicidio o desaparición de ellas o de sus hijas.
La especialista recuerda que la celebración data de 1922 cuando se institucionalizó después de una campaña en escuelas y medios de comunicación, encabezada por el periódico Excélsior, en la cual se preservaban los estereotipos de la progenitora.
Se creó “como reacción a un primer congreso feminista de 1916 realizado en Yucatán. Ahí se habían hecho propuestas sobre la obtención de derechos sexuales por parte de las mujeres, hablando específicamente de la maternidad como una decisión libre, consciente y deseada”.
Collado Campos explica que la institucionalización es una respuesta opuesta al feminismo, ya que se basa en normas morales y religiosas que buscaron reiterar esos roles impuestos y reforzar la idea de que ellas existen para ser mamás. “Perpetúa estereotipos sobre una maternidad abnegada, explotada y sobre una mujer que todo lo resuelve”.
Enfatiza que en esa fecha las feministas denuncian estas situaciones y la mercantilización que se genera; además, destacan otras formas de ser madres -que están invisibilizadas-, como las migrantes, aquellas con alguna discapacidad, las que están en situación de calle, presas, o las no heterosexuales.
También reivindicamos a las autónomas (llamadas madres solteras) con el trabajo que llevan a cabo, y un tipo de maternidad libre y deseada, así como las maternidades activistas.
La efeméride es ocasión para visibilizar las denuncias de personas buscadoras y para nuevas representaciones donde el papel de la madre gana autonomía y libertad.
El Día de la Madre hay que aprovecharlo para reflexionar sobre su función y empezar a generar cambios.
Collado Campos expone que hay algunos grupos sociales que rechazan este punto. “No les gusta y dicen que no queremos que celebren, porque continúa la imagen de la madre mexicana que cuida, protege, soluciona todo, nunca se enferma y es omnipresente”.
El rol tradicional de abnegada y explotada está arraigado en México, asociado incluso a una figura religiosa, la Virgen de Guadalupe, quien “todo lo puede resolver”.
“Desde el feminismo no queremos abolir este día, sino hacerlo una jornada de reflexión y un acto de conciencia en el que valoremos el trabajo de las madres y su derecho a ganar autonomía y libertad”, puntualiza. PdC.