La Libreta del Cine

No hables con extraños

En “No hables con extraños”, James McAvoy vuelve a demostrar su versatilidad, interpretando a un personaje con una mezcla de amabilidad y maldad enmascarada. Si ya lo habías visto en Fragmentado o Glass, sabes que James McAvoy es un maestro en encarnar personajes que parecen normales pero esconden una oscuridad latente. Aquí es Paddy, un británico burdo que vive apartado en una granja rural, cazador aficionado y hater de la modernidad.

No hables con extraños” comienza en Italia, donde Paddy y su esposa Ciari (Aisling Franciosi) se cruzan con la pareja citadina Ben (Scoot McNairy) y Louise (Mackenzie Davis).

Aunque de inicio parecen tener poco en común, entablan una relación incómoda. Todo empeora cuando Paddy los invita a pasar unos días en su granja, una idea que suena tan mal como termina siendo.

Lo que sigue es una espiral de incomodidades y comportamientos cada vez más inquietantes. A Paddy le encanta husmear y presionar los límites, siempre con una sonrisa que oculta algo mucho más siniestro. Su hijo, Ant, un niño incapaz de comunicarse, añade un aire aún más raro y el título de la película cobra sentido cuando los invitados tratan de no quejarse, hablando “con cautela”, mientras las cosas empiezan a descontrolarse peligrosamente.

No hables con extraños”, dirigida por James Watkins (Lago Eden, La mujer de negro), es un remake de un filme danés de 2022. James Watkins captura la misma sensación de terror creciente, pero añade un toque de brutalidad que te dejará con los nervios de punta. No esperes un baño de sangre típico de Blumhouse; aquí el horror es más sutil. Los momentos más terroríficos son los que apenas se muestran, lo que te deja a ti llenar los huecos con tu propia imaginación, lo cual es mucho más inquietante.

Uno de los puntos fuertes de No hables con extraños” es que utiliza situaciones aparentemente normales como plataforma para llevarnos a territorios oscuros y retorcidos, recordando a películas como ¡Huye! y Juegos divertidos. Lo que comienza como una escapada por el campo se transforma en una lucha por la supervivencia contra un psicópata cuya amabilidad inicial se convierte en pura maldad.

James McAvoy se roba el show con su interpretación de Paddy, un personaje que puede pasar de ser tu mejor amigo a alguien capaz de hacerte sentir incómodo con solo una sonrisa. Es un villano tan convincente que, aunque la película empieza a perder algo de tensión en su último acto (cuando todo se vuelve más predecible), su energía mantiene el interés. La transición de la incómoda tensión a la inevitable violencia no sorprende tanto, pero sigue siendo efectiva.

Bajo la superficie, “No hables con extraños” explora temas como la masculinidad tóxica, los conflictos matrimoniales y los peligros de confiar en desconocidos.

Es una advertencia sobre las intenciones ocultas tras rostros amables. Y sí, después de verla, escucharás “Eternal Flame” de The Bangles de una forma muy distinta. James McAvoy y No hables con extraños” logran meterse en tu límbico, dejándo a tu reptiliano inquieto mucho después de que terminen los créditos. Buena. PdC.

Crítica de Antelmo Villa.

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