Quizá sea uno de tus propósitos para este 2022, desempolvar la bici que lleva guardada meses y empezar a mirar los paisajes que te regala el rodar por el asfalto de la ciudad, ya que si tienes tiempo y modo de irte a alguna zona boscosa no estaría nada mal.
En los últimos meses la bicicleta se ha convertido en el instrumento para trasladarnos y no subirnos a transportes saturados de gente, ello debido a la pandemia, ante dicha situación especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en psicología, urbanismo, movilidad y ciclismo, coinciden en que “rodar” por un rato desencadena el buen estado de ánimo, el bienestar y mejoría en la salud.
Montarte en una bici tiene múltiples beneficios, por mencionarte algunos: ayuda a fortalecer los pulmones, las rodillas, la mente, el corazón, la circulación, estimula la vista, alerta al oído, reduce el estrés; el cuerpo en general lo agradece.
Hugo Sánchez Castillo, investigador del Departamento de Psicobiología y Neurociencia, de la Facultad de Psicología puntualiza “podemos tener una mejor circulación, un mejor funcionamiento cardiaco, un mejor tono muscular, y dentro de todos estos beneficios encontrar un cambio en los sistemas de neurotransmisión, alteración en los sistemas dopaminérgico, serotonérgico y opioide.”
Además, cuando vamos en bicicleta tenemos una estimulación visual constante, “lo cual refresca nuestros mecanismos de atención, de concentración y podemos tener una mejor interacción con el medio”.
También nos ayuda a fomentar el equilibrio como requerimiento básico, y nos mantiene evidentemente en una constante atención; el bienestar se da también por la sensación de salir, entonces tenemos un componente mayor, porque no es lo mismo hacer bicicleta fija que en un espacio abierto.
Una querida amiga, Lucia amante de las mascotas y de la bici desde hace 13 años me platica que rodar por las calles de la ciudad le da la sensación de libertad “es cómo un vicio, además que ya no gasto en pasajes, me siento libre, admiro el paisaje, significa autonomía, soy dueña de mi tiempo y me hace sentir muy bien”.
En la máxima casa de estudios hay un programa llamado Bicipuma y los estudiantes que lo utilizan coinciden en que la bicicleta los pone de buen humor.
“Al margen de que nos sirve para trasladarnos de un punto a otro, siempre liberamos endorfinas, sustancias que nos hacen sentir bien. Muchos de nuestros usuarios nos han comentado que cuando se suben a la bicicleta y llegan a su Facultad se sienten de buenas, e incluso este desgaste físico o el ejercicio que hacen les ayuda para dormir mejor”, enfatizó Ernesto García, coordinador. VTL/PdC