Con esta pandemia en la que estuvimos guardados en casa por mucho tiempo, acompañados de nuestros peludos favoritos, y algunos no favoritos, la vida cambió para toooodos.
La convivencia en familia fue más, digamos muégano y para las mascotas fue un cambio de vida de 180 grados que fue agradable para ellos; acompañados, jugábamos en todo momento, participan activamente de nuestras juntas por zoom y además daban sus opiniones sobre lo que se hablaba, fue un mundo ideal para ellos porque su manada humana estaba en casa.
Pero ahora…. NOOOO, hay que regresar a la vida normal, a la oficina como que no, a realizar el trabajo que estábamos haciendo en casa y esto a generar cambios en toda la manada, desde nuestros pequeños hasta nuestros peludos.
Algunas empresas, antes de la pandemia, ya habían empezado con programas para llevar a las mascotas al trabajo, siempre y cuando estos pequeños villanos fueran unas criaturas comportadas, amigables y que no causaran distracciones o conflictos.
Pero ¿y los michis, qué pasa con ellos ante la separación? de acuerdo a un estudio de la Universidad de Juiz de Fora en Brasil, determinó que los gatos ante la separación de su Karen o Karencio (así son conocidos los amantes de gatos) les aflora lo que se podría decir el “demoñio destructivo” que podríamos identificar como pequeñas “venganzas” (romper cosas, hacer fuera de su arenero o maullar insistentemente).
Qué podemos hacer para que esta transición sea menos dolorosa para todos; podemos iniciar con hábitos de forma escalonada, poco a poco darles nuevos tiempos de soledad para que se acostumbren a llenarlos a su manera.
Estamos conscientes de que tanto los lomitos como los michis dedican gran parte del día a dormir cuando no hay convivencia en casa, pero con esta pandemia su vida se ha programado a estar en actividad al igual que nosotros; si estamos trabajando nos buscan para que los acariciemos, si vamos a la cocina para preparar los alimentos corren para ver si hay alguna golosina para ellos, si tocan a la puerta son los primeros en dar la bienvenida o alejar al intruso que viene al hogar, en fin, siguen nuestra actividad de trabajo al igual que nosotros.
La separación les generará estrés y ver que te vas les hace pensar en el “abandono”, por eso es importante, al salir, no despedirte, además de los rituales que cada uno tenemos cuando vamos a la calle, tomar la bolsa o cartera, ponernos los zapatos, agarrar las llaves del coche o de la casa, etc.
Todos nuestros movimientos o gestos, estos peludos los perciben y al ver que vas a la calle los estresa porque saben que se quedarán solos. Haz el ejercicio de que si te pones los zapatos siéntate a trabajar o en la sala que esto no signifique que vas a salir, cuando tomes las llaves procura que no hagan ruidos y no se las muestres.
Mis experiencias con Maya y Wera ha sido que cuando ven que me pongo los zapatos y agarro la bolsa, ellas piensan que vamos a la calle, lo que hago es dar algunas vueltas por la casa y cuando todos estamos tranquilos me salgo sin avisarle a nadie, y esto hace que ellas se sientan tranquilas.
Y de igual manera cuando regreso y se ponen intensas no les hago caso sino hasta que se calman y en ese momento las abrazo y acaricio para que sepan que las amo y estoy contenta de regresar con mi manada.
Sr. Miau… él es otra cosa, a veces ni se entera de que no hay nadie en casa y cuando regreso solo abre un ojo, si tengo ese honor, y continúa con su apacible sueño.
Feliz regreso a la vida “godín normal”. Como siempre les deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.
Por La Loca del Gato 🐈 y Otras…