Un libro, sin movernos de nuestro mullido, cómodo, cálido, confortable sillón o de nuestro sitio favorito de lectura, nos lleva a viajar por mundos de ensueño, por vidas fantásticas, pero también por realidades que nos paralizan el corazón. Un libro como dice Elizabeth Treviño estimula la imaginación, refuerza la ortografía, amplia el vocabulario y mejora la expresión oral y escrita.
Elizabeth Treviño Salazar, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la UNAM, es ganadora del Premio SRBHP Host’s Prize for Junior Scholars in Honor of Trevor Dadson otorgado por la Society for Renaissance and Baroque Hispanic Poetry por su trabajo “Apuntes sobre el fenómeno editorial de la ‘Floresta latina’ (México, 1623)”, entregado recientemente en la Universidad de Cambridge.
Ella platica de los beneficios que nos brindan los libros, dice que nos permiten pasar el tiempo, brindan el placer de la lectura y siempre han ocupado un lugar excepcional en la transmisión del conocimiento; también ayudan a reflexionar sobre nuestras vidas, la sociedad o el momento histórico en el que estamos.
Nos posibilitan tender puentes con uno mismo, porque lo que leemos nos mueve o no es indiferente para nosotros; y con los demás, aunque el acto de lectura es esencialmente individual y personal, nos conecta con la obra “dando espacio para una suerte de diálogo con el autor” y su época, que trasciende las barreras del tiempo y el espacio; “esto es realmente fascinante”.
Se establece relación con quienes nos interesa “rebotar” lo que hemos leído, cuando le platicamos a alguien acerca de nuestra lectura y así la compartimos. En ocasiones se nos olvida ese carácter social del libro y la lectura, pero está ahí y es esencial, como lo ha sido históricamente en la transmisión del conocimiento.
La universitaria aseguró que las obras escritas también contribuyen al fortalecimiento de la identidad. “En la actualidad hay muchos registros de voces distintas, como el spanglish, que está vinculado a una cultura, hoy reconocido como una forma legítima de hacer literatura”.
Hay que detenernos a pensar el importante lugar que tienen los libros en nuestras vidas, acercarnos a un autor que no conocemos, a un título que siempre hemos querido leer o un estilo nuevo de literatura, y aprovechar cualquier momento para conocer diferentes mundos sin necesidad de viajar. PdC.
Foto de George Milton.