Continuemos con este hilo de mujeres que, no cabe duda, han dejado su huella en el mundo y que algunas, por lo menos de mi parte, no conocía.
Así que sin más preámbulo vayamos con otras tres maravillosas mujeres:
Donna Strickland (1959)
El término “láser con deslizamiento de frecuencia” igual y nos suena en chino. Se trata de una revolucionaria técnica que está mucho más cerca de nuestras vidas de lo que pensamos. Si te has operado de la vista, o conoces a alguien que lo haya hecho, lo conocerás bien, aunque no lo sepas.
Es la base de los láseres de alta intensidad que se emplean hoy en día en todo el mundo para las operaciones de cirugía ocular.
Donna Strickland, era una joven estudiante de doctorado en la Universidad de Rochester, en 1985, publicó un artículo que describía una técnica denominada Chirped Pulse Amplification. Después de más de 30 años, recibió el prestigioso premio Nobel de Física. Se convirtió en la primera mujer del siglo XXI en recibir el galardón en esta categoría y en la tercera en toda la historia de los premios Nobel, por detrás de Marie Curie y Maria Goeppert-Mayer.
“¿Eso es todo, en serio? Pensé que podría haber más. Necesitamos celebrar a las mujeres físicas, porque estamos ahí afuera. Con suerte, con el tiempo, comenzará a avanzar a un ritmo más rápido. Me siento honrada de ser una de esas mujeres”. – Donna Strickland
Emmy Noether (1882-1935)
Fue una de las grandes mentes matemáticas del siglo XX. Considerada la madre del álgebra abstracta, sus trabajos abrieron caminos nuevos que marcaron de manera fundamental la trayectoria seguida por las matemáticas contemporáneas.
Su análisis de los grupos de simetrías que aparecen en las teorías especial y general de la relatividad permitió entender y resolver el problema de la conservación de la energía en la teoría general de la relatividad de Einstein.
Sin embargo, se le negó durante toda su vida un puesto de trabajo digno en la universidad por la única razón, abiertamente reconocida, de ser mujer.
“Me he olvidado por completo del cálculo simbólico”. – Emmy Noether
Margaret Hamilton (1936)
En el alunizaje del Apolo 11, los astronautas, el centro de control, el software y el hardware trabajaron juntos como un sistema integrado continuo. Pero nada de eso hubiera sido posible sin los aportes de la ingeniera: Margaret Hamilton. Una visionaria de la programación informática.
La primera ingeniera de software. Fue la encargada, junto con su equipo, de diseñar parte del software que hacía funcionar el Módulo de Mando y el Módulo Lunar. Probablemente, fue la persona que evitó el fracaso en la misión. Fue una auténtica pionera en una época en la cual la programación no se consideraba ni ciencia.
Ayudó a crear lo que serían las bases de la ingeniería de software. Otro de sus importantes legados es su entusiasmo para animar a las niñas y jóvenes a estudiar carreras científico-técnicas.
“Por supuesto que queremos inspirar a las mujeres a que hagan lo que quieran y sean capaces”. Margaret Hamilton.
Los aportes de estas grandes mujeres eliminan el mito que solo los hombres son los genios de las matemáticas, de la tecnología y de la ciencia. Ahora vemos que desde muchas décadas atrás las mujeres han dado aportes importantes para estas áreas. CM/PdC.
Fuente: saposyprincesas.elmundo.e