Miscelánea

“Piedras del hambre”, presagio de miseria

“Si me ves llora”, NO es una frase de película apocalíptica, desafortunadamente es la señal de la realidad, de lo que se vive en países europeos en estos momentos; es la advertencia que se lee en las “piedras del hambre”, rocas incrustadas en el cauce de los principales ríos de Europa entre los siglos XV y XIX, y que ahora la sequía ha dejado al descubierto.

Las piedras del hambre erigidas en Alemania y en lugares poblados por alemanes por toda Europa en esos siglos, fueron puestas como señales de sequía y advertencia de hambrunas para las generaciones futuras.

Si llegaban a ver esas rocas, era señal de que tendrían que soportar las dificultades relacionadas con el hambre si el agua bajaba nuevamente a ese nivel.

En Alemania estas piedras conocidas como “Hungersteine”, son rocas en el lecho de los ríos que solo se pueden ver cuando los niveles del agua son extremadamente bajos y que con la sequía que actualmente sufre Europa está dejando al desnudo el aviso de los antepasados presagiando periodos de miseria.

Son varias las rocas en las que los antiguos pueblos dejaron mensajes sobre las catástrofes desencadenadas por la falta de agua; en una de ellas, según un estudio llevado a cabo en 2013 por un equipo checo, se pueden leer los años 1417, 1616, 1707, 1746, 1790, 1800, 1811, 1830, 1842, 1868, 1892 y 1893. Fechas de severas sequías.

En otra se lee: “La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca”; “El que una vez me vio, lloró. El que me vea ahora llorará”, augura una más.

“Si vuelves a ver esta piedra, llorarás. Así de superficial fue el agua en el año 1417”, dice otra.

Y es que en el pasado, que el agua llegara a esos niveles tan bajos significaba pobreza y carencia para muchas ciudades.

La sequía acarreaba la ruina en los cultivos pero también cortaba las vías fluviales por las que llegaban alimentos, suministros de todo tipo y carbón para cocinar, amenazando el sustento de las familias que vivían a lo largo de la costa.

Antiguamente, el área de Europa Central, que incluye partes de Alemania, República Checa, Eslovaquia, Austria y Hungría, dependía de la tierra fértil en la margen de los ríos para producir alimentos.

Una de las localidades en dejar al descubierto más piedras es Děčín, una ciudad al norte de la República Checa, donde confluyen los ríos Elba y Ploučnice y muy cerca de la frontera con Alemania.

El río Elba nace en la República Checa y fluye a través de Alemania hacia el Mar del Norte. En su caudal asoman hasta una docena de estas piedras, recordando a la población local un período duro en el pasado. PdC.

 Con información de la BBC y Wikipedia.

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