Miscelánea

Menos dañinos los plásticos biodegradables

Qué hacer con las bolsas de plástico que se desechan luego de utilizarse. Cinco millones se usan cada año. Un millón de botellas de PET son compradas cada minuto. En el mundo se generan 300 millones de toneladas de basura plástica.

El problema no solo es donde verter esa cantidad de plástico, sino además es el impacto ambiental que genera graves consecuencias y el tiempo que tarda en degradarse acentuando más los daños a la naturaleza.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) refiere que los 300 millones de toneladas de basura plástica equivalen a llenar un camión de desperdicios cada minuto.

Material que al no ser utilizado de forma responsable a nivel mundial, significa un impacto importante en la pérdida de ecosistemas.

Las bolsas de plástico de un solo uso causan daño al medio ambiente y a los seres vivos, ya que la mayor parte no se reutilizan ni se reciclan y acaban en los basureros o en el mar, donde muchas especies de fauna, principalmente peces y tortugas mueren por la presencia de esos materiales.

Los poliméricos son derivados del petróleo, y las bolsas que se elaboran con ellos tardan aproximadamente 100 años en degradarse, son muy contaminantes y dañinos para los ecosistemas.

A partir de los años 40 del siglo pasado el plástico fue considerado elemento necesario, moderno y limpio. Sin embargo, su impacto medioambiental ha tenido graves consecuencias.

Tan solo del millón de botellas de PET que son compradas cada minuto, 70 por ciento va a parar al medio ambiente o a vertederos, y solo nueve por ciento se recicla.

En 2019 la Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal prohibió los plásticos de un solo uso; aun así, se espera que para 2030 se triplique el total de emisiones de dióxido de carbono (CO2) debido a la mala gestión de desechos que resultan de su ciclo de vida, refiere el académico Raúl Revilla Vázquez, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán.

Esta es la razón por lo que expertos buscan elaborar bolsas que su degradación si no inmediata, sí tarde menos de ese tiempo y además las personas abandonen para siempre el uso de las bolsas plásticas de un solo uso.

Algunas empresas conscientes del daño a la naturaleza analizan el uso de biodegradables que tienen mayores ventajas porque no contienen alérgenos, ni toxinas, y son seguros para los consumidores.

Su proceso de composición es más rápido y requiere de poca energía para su creación, lo cual permite menor dependencia de fuentes de petróleo.

Se puede afirmar que no hay lugar donde no haya un artículo de plástico, están en todos lados y estamos en constante contacto con ellos porque son útiles, señala el académico.

Revilla Vázquez explica que existen ocho polímeros biodegradables, seis obtenidos de fuentes renovables, es decir, plantas y madera.

De ellos el más utilizado es el ácido poliláctico, 100 por ciento biodegradable y se encuentra en los plásticos de varios centros comerciales, pero las industrias fabricantes son extranjeras (principalmente de Europa y Asia), porque deben tener plantaciones de los recursos con los cuales los elaboran.

Científicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM, asesoran a empresas del Estado de México e Hidalgo para la fabricación de productos con plásticos biodegradables utilizando almidón modificado, los cuales son comercializados en México y exportados a Alemania, Suiza y Holanda.

Lo anterior gracias al trabajo del académico de esa entidad académica, Raúl Javier Revilla Vázquez, quien desde hace tiempo desarrolla polímeros derivados del almidón, aceite de soja, maíz y celulosa, los cuales son resistentes, maleables, versátiles e higiénicos.

El apoyo se otorga a dos compañías, una elaboraba desechables como charolas y tenedores, que por lo general son de poliestireno o polietileno, materiales no biodegradables. A partir de la publicación en la Gaceta Oficial del Distrito Federal que prohíbe los plásticos de un solo uso, necesitaron cambiar o migrar a biodegradables o compostables, detalla el investigador. PdC.

Con información de la UNAM y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales.

 

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