Miscelánea

Celebrar sin dañar el medio ambiente

Hemos estado abordando el tema de la huella hídrica, que no es otra cosa que la cantidad de agua que se utiliza para elaborar los productos o servicios que a diario consumimos para vivir. La cantidad de líquido que usa cada ser humano en el mundo, desde que nacemos hasta que morimos.

Son enormes las cantidades de litros de agua que se consumen diariamente en el planeta que nuestro cerebro no nos da para imaginar tales cifras.

Nos atrevemos a decir que hay temporadas en las que la huella hídrica se eleva de manera exponencial, como es diciembre; en este mes se consume más que en otros: se come más y se compra más.

Imaginen que para cumplir la demanda de pavos, por ejemplo, desde muchos meses antes se tuvo que producir más alimento para su crianza, para que éstos crecieran gordos y bonitos, lo que conllevó una gran, pero gran, gran cantidad de litros de agua.

Y éste solo es un ejemplo, ya no digamos, la ropa, los regalos, sus envoltorios, los árboles de Navidad, los adornos, las luces…. ¡ah! y ya ni tocar el tema de la contaminación y el desperdicio de comida que también aumenta en estas fechas.

Por eso los ambientalistas sugieren que este año celebremos unas fiestas decembrinas sostenibles.

Cambiar las formas en que festejamos y consumimos, pues según los expertos, en los últimos 50 años, el aumento vertiginoso del consumo humano nos ha conducido a una sobre explotación de los recursos del planeta.

Lo que significa que la huella ecológica haya aumentado aproximadamente un 190 por ciento, lo que supone que casi se haya triplicado.

Tampoco se trata de no festejar, pero sí hacerlo con conciencia ecológica y responsabilidad social.

Y para ello, por ejemplo, la organización ecologista Greenpeace recomienda que si vamos a alumbrar nuestra casa y el árbol de Navidad, reutilicemos las luces de años pasados, claro si aún sirve, para no comprar año con año.

Con materiales reutilizables que hay en casa hacer nuestros propios y únicos adornos; solo si se necesita comprar algo, adquirirlo de artesanos locales, consumir productos del barrio o de los pueblos originarios y apoyar así a los mercados locales.

Evitar los plásticos desechables y optar por materiales sostenibles como, barro, cartón, etcétera; reducir o evitar el uso de diamantina u otros productos parecidos que causan daño a los bebés y a las mascotas o elaborar una con colorantes alimenticios, así como hacer confeti con papel de revistas.

En una pared podrías dibujar un gran árbol con gises de colores; desconectar los aparatos electrónicos cuando no se están utilizando, porque son vampiros del consumo energético, y si ya tienes un pino navideño de plástico u otro material, utilízalo, sugiere esta ONG internacional.

Si prefieres un árbol natural, recurre a los puntos de venta de nuestros productores nacionales que participan en las plantaciones forestales comerciales apoyados por la Comisión Nacional Forestal.

Una vez concluida la temporada, puedes quitar las hojas de las ramas y guardar el árbol para que el año próximo puedas decorarlo con la ayuda de tu creatividad. Esta es una excelente idea: lo puedes pintar de blanco y adornarlo con luces y ya tienes un árbol diferente para el siguiente año.

Te ahorrarás una muy, pero muy buena cantidad ya que si lo compras en este estilo te cuesta hasta más que un natural fresco.

Otra sugerencia también puede ser rentar un pino natural, hay empresas que se dedican a ello. Lo bueno de este tipo de árboles es que vienen en una maceta y como no lo sacas de ella, no se dañan.

Rentar el árbol es una forma amigable y sustentable de celebrar la Navidad, porque una vez que pasan las fiestas van por él a tu casa, se lo llevan para continuar con sus cuidados; para meses después sacarlo de la maceta y volverlos a plantar.

Como ves, son unas buenas opciones para celebrar estas fechas y ser amigable con el medio ambiente. PdC.

 Con información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. 

 Foto de Brett Sayles.

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