*Los humanos dependemos de un suelo sano
¿Sabías que para estar sanos necesitamos que el suelo también lo esté y que los nutrientes que contienen los alimentos se han reducido?, pues así es…
Y es que, quienes vivimos en la ciudad poco o nada conocemos sobre cómo se cultivan los alimentos que a diario llevamos a la mesa.
Para nosotros es fácil ir al mercado o al súper y ahí encontrar todo lo que necesitamos para preparar la comida, pero ¿qué hay detrás de una fruta, una verdura, cómo crecen, qué requieren para su cultivo, para que contengan todos los nutrientes que nuestro organismo requiere?
¿De dónde toma el ciruelo, el platanar o el manzano los nutrientes para dar su fruto? También el jitomate, el betabel, la papa y otras hortalizas que crecen cerca o dentro de la tierra ¿de qué se nutren para convertirse en alimentos?
Los vegetales necesitan agua, los rayos del sol y el aire, pero también requieren de una gran diversidad de organismos vivos, minerales y materia orgánica que conforman el suelo.
Todos esos elementos ofrecen un aporte equilibrado y variado de nutrientes en cantidades apropiadas para estar saludables y transformarse en alimentos para humanos y animales mediante el crecimiento de las plantas.
Pero, es aquí donde surge el problema, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la pérdida de nutrientes del suelo es uno de los principales procesos de degradación que amenaza la nutrición, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad.
Se reconoce como uno de los problemas globales más importantes para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad en todo el mundo.
Mediante su campaña 2022 “Los suelos: origen de los alimentos”, la FAO busca crear conciencia en las sociedades sobre la importancia de mantener unos ecosistemas sanos para el bienestar humano.
Y es que con la pérdida de nutrientes del suelo en los últimos 70 años, el nivel de vitaminas y nutrientes de los alimentos se ha reducido de manera drástica.
Pero no para ahí el problema, cerca de dos mil millones de personas en el mundo sufren deficiencia de micronutrientes, o “hambre oculta”, como también es llamada, por ser difícil de detectar, indica la FAO.
Tanto la degradación de los suelos como la falta de nutrientes en la tierra derivan en la pérdida de su capacidad para producir alimentos, y causan hambre, pobreza y desnutrición.
Así también, una alta concentración de nutrientes en la tierra crea un ambiente tóxico para plantas y animales, contamina el medio ambiente y fomenta el cambio climático.
Se estima que el 95 por ciento de nuestros alimentos se producen directa o indirectamente en nuestros suelos, pero se necesitan suelos sanos porque son el fundamento del sistema alimentario, insiste la FAO. PdC.
Foto de Markus Spiske.