En Priscilla”, Sofia Coppola continúa su exploración de la jaula dorada que es la vida de mujeres en mundos aparentemente glamorosos pero restrictivos. Desde el hotel de lujo en “Perdidos en Tokio hasta la elegante prisión de “María Antonieta, ahora se sumerge en el lado oscuro de un cuento de hadas.

La protagonista, Priscilla Beaulieu, interpretada por Cailee Spaeny, cautiva tanto como la joven que conoce a Elvis Presley (Jacob Elordi) a los 14 años como la adulta que se encuentra atrapada en una relación compleja.

La película retrata el impacto transformador de Elvis en la vida de Priscilla, quien encuentra sentido y vitalidad en la atención del ícono del rock’n’roll. Coppola, observadora empática, captura la monotonía opresiva de la vida cotidiana sin Elvis, utilizando detalles visuales para resaltar la influencia del cantante en cada aspecto de la realidad de Priscilla.

Coppola utiliza elecciones anacrónicas de música y una conciencia incómoda para sacar al espectador de la época y cuestionar las ideas tradicionales de feminidad de los años 50.

Y funciona.

Coppola evita simplificar la relación, resistiéndose a etiquetar a Elvis como manipulador y a Priscilla como víctima. Explora las complejidades de la conexión, especialmente las estructuras de poder alrededor de Elvis, que influyen en todas sus relaciones. Una escena reveladora muestra la influencia de Elvis en una sesión de compras, destacando su capacidad para controlar y afectar a quienes lo rodean.

La película sugiere que tanto Priscilla como Elvis son productos de su tiempo, lidiando con expectativas de género y roles sociales rígidos. Priscilla, influenciada por consejos de revistas de los años 50, intenta cumplir con el ideal de feminidad establecido por Elvis. A través de sus elecciones de vestuario, la película ilustra su emancipación gradual, desafiando las restricciones impuestas por Elvis.

Elvis, por su parte, encarna las expectativas de género de su época y su visión tradicional de las mujeres. La influencia malévola del Coronel Tom Parker se hace evidente en las restricciones que inicialmente mantienen la relación fuera del ojo público. Priscilla, navegando las demandas de hombres dictatoriales, finalmente encuentra su propia emancipación al dejar Graceland.

En resumen, “Priscilla” es otra obra maestra de Sofia Coppola, explorando las complejidades de la relación entre Priscilla Beaulieu y Elvis Presley desde una perspectiva única y crítica, con una atención meticulosa a los detalles visuales y una doble narrativa que cuestiona las normas tradicionales de género.

Crítica de Antelmo Villa.

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