Miscelánea

Ser hombre y el machismo mal entendido

CDMX, Diciembre.- ¿Qué es ser hombre? Fue la pregunta que se les hizo a jóvenes en conflicto con la ley, y para ellos, serlo tiene que ver con el número de parejas sexuales, de hijos “regados”, de cuántos rivales tienen.

Las respuestas de los participantes están enfocadas a la pauta de la masculinidad hegemónica. Ser hombre se relaciona con una persona de clase media o alta, generalmente blanca, proveedora de su familia y que tiene poder.

“Nos llamó mucho la atención que es personificado como un arquitecto, un profesionista exitoso”, comenta el académico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León, de la UNAM, Gonzalo Soltero.

El doctor en Estudios de Política Cultural comenta que para ellos ser hombre tiene que ver con ser proveedor, “muchas veces esto acaba fomentando la violencia” pues a veces las condiciones no facilitan cumplir con este rol ante el desempleo, malos salarios y jornadas muy largas.

Por el contrario, esos factores pueden facilitar, por ejemplo, tratar de tener capital, a través del crimen”, señala el experto que junto con egresados de la licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales de esa entidad académica, brindan talleres de masculinidad a esos jóvenes que se encuentran en centros o comunidades de tratamiento especializado- en la Ciudad de México y en León, Guanajuato.

Tras múltiples dinámicas y la aplicación de cuestionarios, los universitarios detectaron que para los participantes el inicio de ser hombre se da con el comienzo de la vida sexual e intervienen dinámicas de acumulación.

 Un poco a la conclusión que llegamos es que lo que hace más hombre a un varón tiene que ver con esta acumulación de cuerpos que se van dejando, ya sea de parejas sexuales, o incluso como de rivales. “Es mucho esta idea que nos acompaña desde las civilizaciones guerreras”.

También se relaciona con tener hijos “regados”, pues la fertilidad se entiende como una carta de masculinidad para ser aceptado, mostrar qué tan hombre se es.

En contraste, no lo es quien se parece más a una mujer; es decir, lo femenino no puede ser masculino, y existe la idea de que es poco hombre quien las agrede o no las defiende.

“Esto es interesante porque hay una noción de valores que no se cumplen y, en algunos casos, pueden ser las razones por las que estos jóvenes están en los centros”, añade Gonzalo Soltero. PdC.

 Foto de Chinmay Singh en Pexels

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