Viernes es el día más esperado de la semana. Con él se acaban las extenuantes jornadas laborales. Para muchos, viernes es sinónimo de relax, de diversión, de beber sin parar…
No es que queramos ser “aguafiestas”, pero a este punto queremos llegar, al del alcohol, una droga de las llamadas “permitidas” que como las demás causa estragos muy, pero muy severos; los testimonios entorno a éste y los números lo demuestran.
Y no lo decimos nosotros, la Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que el uso nocivo del alcohol causa una alta carga de morbilidad, claro, además de las consecuencias sociales y económicas.
Su consumo nocivo también puede perjudicar a otras personas, por ejemplo a familiares, amigos, compañeros de trabajo y hasta desconocidos.
Un recorrido rápido por sus fatales consecuencias nos dice que beber en exceso es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos; cada año se producen tres millones de muertes en el mundo por su consumo, lo que representa un 5,3 por ciento de todas las defunciones.
El organismo de salud revela que en general el 5,1 por ciento de la carga mundial de morbilidad y lesiones es atribuible al consumo de alcohol, el cual provoca defunción y discapacidad a una edad relativamente temprana. Entre las personas de 20 a 39 años, aproximadamente el 13,5 por ciento del total de muertes son por alcohol.
Además, señala la OMS, hay una relación causal entre el consumo nocivo y una serie de trastornos mentales y comportamentales, así como de las enfermedades no transmisibles y los traumatismos. PdC.
Foto de Dominika Gregušová.
