Bajémosle al volumen, no van a creer esto: el ruido en altos decibeles no solo puede provocar la pérdida paulatina del oído, también nos puede provocar alteraciones cardiacas, respiratorias y hasta irritabilidad.
Con razón en ciudades como la capital del país, los habitantes siempre estamos enojados y estresados, y es que el ruido provocado por la industria, el tráfico vehicular, cláxones, ambulancias, aeronaves… aportan su granito de arena para un ruido ensordecedor.
El ruido es un fenómeno físico indeseable que causa un trastorno auditivo que no sólo reduce o elimina la capacidad de escuchar, sino que genera problemas en la salud física y mental, sobre todo cuando la exposición es constante o de elevado volumen, dicen los expertos.
¿Qué es el ruido? es un sonido inarticulado, sin armonía ni ritmo, desagradable y molesto al oído, que no sólo causa molestia, sino afecta nuestra salud y al medio ambiente.
Al superar los 70 decibeles durante un periodo de tiempo prolongado puede producir daños graves en el oído de consecuencias irreversibles, afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además de la pérdida auditiva, los sonidos por arriba de los 70 decibeles pueden provocar alteraciones circulatorias, cardiacas, respiratorias, endócrinas, de la presión sanguínea, del sistema digestivo y del sueño, entre otras, considera Césareo Estrada Rodríguez, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.
En las alteraciones psicológicas, la disminución del bienestar general, el aumento de la irritabilidad y la pérdida de la concentración; en la salud, como estrés e hipertensión, los cuales pueden desencadenar, a la larga, alguna enfermedad cardiovascular.
Y no se trata de edad para gustar o no del volumen; los jóvenes suelen pensar que cuando se pide bajarle al volumen es síntoma de estar ya “rucos”. El ruido cuando sobre pasa los decibeles que nuestro oído soporta de manera natural, igual afecta a viejos que a jóvenes y a menores de edad.
Para evitar que el ruido comience a perjudicar a las personas, en muchos países, incluido México, se ha fijado el límite en 65 decibeles, indica el investigador universitario.
Pero si consideramos que el nivel normal de una conversación fluctúa entre 50 y 60 decibeles, cuando alguien habla a gritos casi alcanzan 65 decibeles.
Si a este se agrega el ruido de un automóvil a 70 decibeles, se supera con mucho el límite establecido, como sucede en urbes como la Ciudad de México donde es incesante el paso de los automóviles y vehículos de carga, de aeronaves y otros transportes.
Siendo así, dentro de lo posible bajemos un poco al volumen de la televisión, del radio, de los audífonos, del claxon…PdC.
Con información de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
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