La tuberculosis es el padecimiento infeccioso que más ha causado mortalidad a lo largo de la historia de la humanidad, pero que desgraciadamente sigue provocándola pues en el mundo más de cuatro mil personas mueren a causa de este mal.
Pese a que es una enfermedad prevenible y curable, miles de personas se siguen contagiando. En las américas mueren a diario más de 70 y cerca de 800 se infectan.
Tan sólo en 2021, 10.6 millones de personas enfermaron y 1.6 fallecieron a escala mundial, de acuerdo con cifras de la Organización Panamericana de la Salud (2022).
Aunque la tendencia ha disminuido como resultado de una importante iniciativa mundial auspiciada por la Organización Mundial de la Salud, la pandemia por la COVID-19 provocó que se desatendiera esta enfermedad.
En México, en 2015 “veníamos de una incidencia de 17 casos por cada 100 mil habitantes; hoy es de alrededor del 15.4 y aunque es un avance, no es el deseado”, refiere Juan Pablo García Acosta, académico de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la UNAM.
En ocasión del Día Mundial de la Tuberculosis, que se conmemora hoy 24 de marzo, García Acosta señala que en general, este mal afecta sobre todo, a sectores que están en etapas productivas; es decir, de los 15 a los 55 años de edad.
También a adultos mayores o niños, pero en menor medida. Incluso, encontramos una diferencia por sexos: 65 por ciento de los infectados son varones y el resto, mujeres, “así que vemos una predisposición”.
De acuerdo con la Secretaría de Salud (2019), en México “más de la mitad de todos los municipios notifica casos de tuberculosis cada año.
Sin embargo, las entidades federativas de mayor número de nuevos casos y muertes por esta causa son: Baja California, Veracruz, Guerrero, Sonora, Tamaulipas, Chiapas, Nuevo León y Tabasco.
La mayor concentración de afectados se encuentra en las grandes ciudades o municipios de mayor número de población, como Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Veracruz, Acapulco, Reynosa, Matamoros, Hermosillo, Tuxtla Gutiérrez, Tapachula, y Monterrey”.
El 24 de marzo de cada año se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis “para concienciar sobre las consecuencias sociales, económicas y para la salud de la tuberculosis, y acelerar los esfuerzos por poner fin a la epidemia mundial.
En esta fecha se conmemora el día de 1882 en el que Robert Koch anunció que había descubierto la bacteria que provoca la tuberculosis, lo que posibilitó diagnosticar y curar la enfermedad”, establece la OMS.
El lema en 2023 es: “Sí, podemos poner fin a la tuberculosis”.
García Acosta considera que para erradicar este mal hacen falta recursos, servicios de salud para implementar estrategias de detección, tratamiento y acompañamiento efectivos que lleguen a las personas con factores de riesgo o enfermas.
Si no se logra abatir a escala mundial este problema infeccioso, serán poco útiles los esfuerzos que haga cada país por sí solo.
Esto debe ser una iniciativa de carácter global para que se tenga mayores posibilidades de éxito. En tanto, la población debe estar atenta a las manifestaciones sospechosos de tuberculosis, subraya el experto. PdC.