Vivimos una época en la cual la actividad humana calienta la atmósfera, y en consecuencia los mares, de una manera jamás vista en un millón de años.
“Somos una especie que a pesar de su éxito para poder alimentar a tanta gente, lo ha hecho a un costo muy grande y el precio lo está pagando la naturaleza y, eventualmente, nosotros también”, afirma el investigador del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático (ICAyCC), de la UNAM, Arturo Quintanar Isaías.
Precisa que la solución al problema está fuera de la meteorología. “Solo podemos decir que el paciente está muy enfermo, no somos los médicos para curarlo”.
Resolverlo corresponde a los tomadores de decisiones quienes deben estar bien informados para ello. Aunque la sociedad también tiene un papel fundamental organizándose de manera efectiva, resistiendo para salvaguardar su patrimonio ambiental y cultural.
El especialista en Ciencias de la Atmósfera señala que en los últimos 100 años ha ocurrido un cambio notorio en el aumento de la temperatura en la superficie de México.
Las estaciones del Servicio Meteorológico reportan un incremento que, si bien para algunos podría ser mínimo, de menos de una décima de grado por década, es un tema importante para los meteorólogos.
Las precipitaciones no han variado tanto y el mayor problema es nuestro apetito por obtener agua sin ningún límite, sin hacer un uso adecuado del recurso. “Estamos básicamente dejando exhaustos nuestros reservorios de agua”, plantea Quintanar Isaías.
Existe una gama de variabilidad en la atmósfera que la meteorología, en colaboración con la climatología, debe considerar y estudiar bien para tener una idea de qué podría suceder en el tema del clima en los próximos 10 o 20 años para México, puntualiza el especialista universitario. PdC.
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