Miscelánea

¿De qué manera vivimos la pandemia de COVID-19?

¿De qué manera la gente vivió, sintió, observó y pensó la pandemia de COVID-19? De eso se trata el volumen de la colección “La década COVID en México. Los desafíos de la pandemia desde las Ciencias Sociales y las Humanidades”.

Dicho volumen contiene aportaciones de diversos autores, entre las cuales se plantea cómo vivimos la pandemia, en la que un aspecto fundamental es la familia, célula básica de la sociedad, y es cierto, pero no podemos hablar de una, sino de muchas formas de familia.

Como en ella se difunden los valores, las experiencias, se socializan y se forma a las personas, era muy importante analizarla porque muchos cambios significativos se vivieron en ella, señala Julia Isabel Flores Dávila, académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

La organización del trabajo, la vida familiar, la educación de los hijos, la presencia de las madres; muchas experiencias la cambiaron, refiere la investigadora.

Otro aspecto que se analiza en ese capítulo es el ¿por qué? de los ataques al personal médico. “Por un lado los aplauden y les agradecen, pero también los agreden; en ciertos estados del país esto ha sido mucho más violento”.

Además, esta violencia tiene dos características: afecta más a las mujeres, sobre todo a las enfermeras, que a los hombres. La otra es que son poco castigados estos actos, se pasan por alto.

El personal médico, abundó, estuvo dando todo lo que podía, pero sufriendo agresiones que se quedaron sin castigo. Recordemos que, en el mundo, México fue de los países que tuvo más muertes de su personal médico.

En otro apartado del libro, también se exponen los antivacunas: por qué estos grupos se niegan a vacunarse, cómo toman información de las redes sociales, sus comportamientos de resistencia frente a las autoridades y al poder.

La pandemia obligó a la gente a adaptarse a todo. Por ejemplo, se ha dicho que la casa es el lugar de la mujer, de la madre, de los niños; en cambio, la oficina, trabajar fuera de la casa, es el lugar del hombre, pero de repente ellos son quienes laboran en el hogar, explicó Julia Isabel Flores.

Lo anterior conllevó tensiones dentro del espacio familiar. Primero, porque los hijos no estaban en la escuela, también tenían que permanecer en el hogar, pero la mayor parte de las viviendas carece de espacio suficiente.

“Eso de quédate en casa o aíslate si estás enfermo… pero ¿dónde?, si en algunos lugares apenas caben las personas que viven ahí, y esto dificultó la vida a mucha gente”.

Manifestó la académica al comentar el tomo 6 Los imaginarios de la pandemia, el cual coordinó junto con la titular de la Coordinación de Humanidades, Guadalupe Valencia García.

Fue necesario organizarse y cooperar entre todos y se echó mano de lo que se pudo, de la familia extensa, como los tíos, abuelitos, etcétera, es decir, no sólo los que ahí viven.

Pero también hubo que ayudarlos porque la pandemia impactó a los adultos mayores, toda vez que tenían comorbilidades y una numerosa cantidad de ellos se infectó, incluso muchos quedaron solos. La violencia intrafamiliar también se incrementó de manera preocupante. PdC.

 La colección se puede consultar en:

https://decadacovid.humanidades.unam.mx/

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