Tomar el sol puede ser un hábito saludable, pero en exceso en determinados tipos de piel puede provocar problemas, como quemaduras solares, arrugas, pigmentaciones, cambios de la textura de la piel, y lo más grave, cáncer de piel.
El disfrutar las vacaciones y regresar con un lindo bronceado generalmente nos lleva a olvidarnos de los cuidados que debemos tener al tomar el sol tirados en la arena o al nadar en el mar o en la alberca.
Debemos recordar en todo momento que la exposición solar puede generar una serie de lesiones en la piel con síntomas complejos. Por eso, es siempre recomendable tomar una serie de medidas preventivas para evitarlas.
Recordemos que…
La radiación solar se compone de radiación visible e invisible. La fracción invisible de la luz, representada por los rayos ultravioleta A (UVA) y ultravioleta B (UVB) es la causante de la mayoría de los problemas de piel.
Los rayos ultravioleta son más intensos y peligrosos en verano. También pueden tener una intensidad significativa en los días nublados (es sabido que nos podemos quemar en la playa incluso en un día nublado), señala el especialista en dermatología, en CanalSALUD, Jorge Romaní de Gabriel.
En su publicación explica que ciertas barreras físicas como el cristal de una ventana dejan pasar los UVA, y ciertas ropas de tejidos poco tupidos pueden dejar pasar hasta un 50 por ciento de la luz ultravioleta, y todo esto debe tenerse muy en cuenta.
Quien lo iba a decir, y generalmente uno se viste con ropa ligera en verano y sobre todo cuando se vacaciona.
Por eso el experto nos dice cómo evitar lesiones por el sol
*La protección solar puede ayudar a prevenir los daños inducidos por la luz solar y reducir el riesgo de cáncer. La primera medida de fotoprotección debe ser evitar el sol en las horas centrales del día.
Que son entre las 10 de la mañana y las cuatro de la tarde, utilizar ropas adecuadas que sería la protección física, y en último término, emplearse las conocidas cremas fotoprotectoras.
*La ropa adecuada debe ser de un tejido lo suficientemente tupido, y sombreros o gorros de ala ancha para proteger la región facial. Asimismo, deben utilizarse gafas de sol para proteger la región ocular.
*Las sombrillas y sombreros protegen de los rayos UV que inciden de forma vertical, pero no contra la luz difusa que se produce por reflejo sobre el agua, la arena y otras superficies.
Hay que recordar que los rayos ultravioleta son invisibles, y nos puede parecer que estamos protegidos del sol cuando en realidad no lo estamos.
Los fotoprotectores actúan absorbiendo o reflejando los rayos del sol en la piel. Están disponibles en forma de cremas, lociones, geles, sprays o barras labiales.
El factor de protección solar (SPF) es un número que debe especificar su capacidad bloqueadora de los rayos ultravioleta. No existe el fotoprotector perfecto.
La mayoría son buenos bloqueadores del UVB, que causa el enrojecimiento o eritema solar, y las quemaduras solares, pero no cubren tanto el UVA que está más asociado con el daño de la piel y el cáncer cutáneo.
Los protectores solares deben tener como mínimo un factor de protección 15. Personas con piel más blanca, de ojos claros, que se queman con facilidad, pueden necesitar de entrada protectores de índice más elevado, como el 30 o el 50.
Ningún fotoprotector tiene una duración de acción que supere las dos horas, incluso los comercializados como resistentes al agua, así que deben reaplicarse con frecuencia, especialmente en condiciones de ejercicio y sudor, y baños en el agua.
Además, es conveniente aplicarlos una media hora antes de la exposición al sol para que sean realmente eficaces. PdC.
Foto de Mikhail Nilov.