Si eres de los padres de familia que están muy ocupados, te cuesta trabajo establecer vínculos afectivos, eres impaciente e intolerante o eres adicto a la tecnología y por ello, sin darte cuenta, ¿estás usando a los dispositivos electrónicos como niñeras?
¡Ten cuidado!, ya que esto trae consecuencias que afectan el desarrollo psicosocial y cognitivo de los pequeños que a edades cada vez más tempranas, incluso desde bebés, están pegados a las pantallas o dispositivos electrónicos.
Los expertos consideran urgente dosificar su uso; los menores de cinco años no deberían estar pegados a los dispositivos y mucho menos los bebés; serán niños que podrían padecer aislamiento social, con problemas en su desarrollo y ser propensos a la violencia.
Las especialistas en salud mental del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI) ven con preocupación la normalización del uso de dispositivos inteligentes, principalmente teléfonos inteligentes y tabletas, que son usados como “niñeras electrónicas” a edades cada vez tempranas.
De forma premeditada o inconscientemente, una diversidad de padres de familia están literalmente pegando a sus niños, incluso bebés, a estos dispositivos por horas, lo cual puede traer afectaciones en su desarrollo cognitivo y psicosocial.
En CEEPI sabemos que los niños menores de cinco años no deberían hacer uso de estos dispositivos de forma indiscriminada, por las afectaciones emocionales que ya están presentando los menores, explica la doctora Claudia Sotelo Arias, directora del organismo.
La especialista afirma que los padres de familia, sin proponérselo, están volviendo adictos a sus hijos a estos dispositivos; es más, los smartphones o tabletas se están convirtiendo en un condicionante para realizar actividades básicas.
Hemos observado que muchos menores de cinco años condicionan sus tareas básicas a cambio de estar pegados a los pantallas, señala la maestra Susana Salazar Gómora, coordinadora general del organismo y especialista en Psicología Infantil.
Por ejemplo, los alimentos, incluso se puede ver este fenómeno en restaurantes donde los menores no socializan sino que están inmersos en sus dispositivos: esto no puede ser saludable, dice la experta.
Y fue más enfática: “Sabemos que los menores de tres años no deberían exponerse a estos dispositivos porque su cerebro aún se está desarrollando durante estos primeros años de vida.
Está comprobado que ellos aprenden mucho mejor y de una manera más natural y rápida cuando se relacionan directamente con los personas, no con las pantallas de estos dispositivos”. PdC.
Foto de Karolina Grabowska.