Cuando pequeña recuerdo que mi abuelita siempre que alguien sufría un susto lo primero que hacía era darle un pedacito de bolillo “pal susto” como decía ella; crecí con esa creencia y con esa tradición de que el bolillito, que sea dicho de paso, está bien sabroso, curaba ese tipo de espantos.
En México es muy común que siempre que pasa un accidente de cualquier tipo, te dan una mala noticia o haces corajes o como en el caso de los sismos o una desgracia, cualquier persona de buen corazón te da un bolillo para quitar el susto o te aconsejan que te comas uno.
Pero ¿Qué tan bueno es este remedio? o ¿realmente funciona?
Bueno, te platicamos que de acuerdo con la Biblioteca de la Medicina Tradicional Mexicana, comer un bolillo o incluso una tortilla fría ayuda a asentar el estómago, que es la parte del organismo donde “se manifiesta el susto”.
Se preguntarán ¿por qué?, pues al pasar por un momento de tensión o angustia, el estómago incrementa la producción de jugos gástricos y no es recomendable tenerlo vacío.
Este remedio tiene una explicación, y para entenderlo necesitamos saber qué es lo que pasa en nuestro cuerpo cuando nos asustan o bien cuando entramos en un estado de estrés o tensión o cuando nos vemos en una situación de peligro.
De acuerdo con la Facultad de Medicina de la UNAM el “susto” o “espanto”, puede definirse como un impacto psicológico de intensidad variada que se padece a consecuencia de diversos factores.
Algunos de los síntomas pueden ser falta de apetito, frío en las extremidades, palidez e inquietud, dolores de cabeza y en algunos casos diarrea o vómito.
Entonces, si bien es cierto que cuando el cuerpo pasa por un nivel mayor de tensión, puede haber una mayor secreción de jugos gástricos y bilis, ésta se puede calmar con cualquier alimento, no solo con el bolillo.
En todo caso el uso del bolillo “pal susto”’ data de las viejas tradiciones medicinales en México, donde se recomendaba llevar este pan al estómago para aminorar el impacto de la catástrofe.
Un remedio que se volvió popular y que, aunque químicamente no sea lo más efectivo (los alimentos con proteína son lo más recomendable), anímicamente sí reconforta.
Y claro que reconforta el comerte tu bolillito para que el susto que te llevaste se pase mejor; porque bien dice la máxima popular: “las penas con pan no menos…”
Y bueno esta platica viene a colación porque apenas el pasado martes tuvimos el simulacro de sismo y lo queramos o no, sí nos pone nerviosos el pensar que en cualquier momento comience a temblar fuerte, pues a cualquiera le espanta; afortunadamente no tembló como en el 85, el 17 o en el 22, pero de todos modos como que uno si se estresa.
Además comerlo es como un abrazo para el alma que hace que lo que viviste se tome con menos estrés.
Así que no está de más tener a la mano un bolillito como medida de precaución para los casos inesperados. Yo no voy a dejar de ejercer esta medida en lo que me quede de vida y además para recordar a mis abuelitas y mamá que siempre lo daban; y en caso de que alguien se lleve un susto saldrá el maravilloso bolillo para que el mal momento sea más pasable. CM/PdC.
Foto de Rodolfo Guevara55.