CDMX, Noviembre 24/23.- Solo el cinco por ciento de las 50 millones de recetas que se extienden en nuestro país para tratar infecciones de vías respiratorias con antibióticos son necesarias, el resto, 95 por ciento no lo son, revela el coordinador de la Red PUCRA (Plan Universitario de Control de la Resistencia Antimicrobiana), de la UNAM, Samuel Ponce de León Rosales.
Al referirse a la gravedad de la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM) en México y el mundo, recordó que la Organización Mundial de la Salud, el Banco Mundial y otras instancias internacionales calculan que, en 2050, dentro de 27 años, ocurrirán 50 millones de fallecimientos a consecuencia de infecciones resistentes al uso de antibióticos.
Tenemos 80 años de utilizar esos medicamentos; disminuyeron el riesgo de morir por infecciones, pero ese gran avance podría perderse en pocas décadas si no se atiende el problema de la resistencia a los antimicrobianos, advierte el coordinador del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE).
Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor en la Facultad de Medicina, comenta que en los consultorios adyacentes a las farmacias, donde en siete de cada 10 casos de faringitis les recetaron antibiótico, lo mismo que en ocho de cada 10 casos de diarreas y prácticamente en todas las infecciones de vías urinarias.
Guadalupe Miranda Novales, coordinadora de Actividades del PUCRA, refiere que durante la emergencia sanitaria por COVID la resistencia microbiana aumentó, de acuerdo con estimaciones, de 20 a 30 por ciento.
La aplicación de antibióticos, sobre todo al inicio de la pandemia y ante el desconocimiento de la enfermedad, estuvo presente en 80 o 90 por ciento de los pacientes muy graves y en estado crítico; se incrementó su uso y la consecuencia fue la selección y permanencia de cepas bacterianas más resistentes, algunas de las cuales ya se conocían, y de otras que eran menos resistentes pero incrementaron su porcentaje de resistencia.
En general, detalla la experta, en nosocomios se observa abuso de antibióticos como cefalosporina de primera a tercera generación, y en consultas habituales, de penicilinas como amoxicilina y ampicilina, que son las que se prescriben con mayor frecuencia; en diarreas, son variados.
Si las personas se lavan las manos de forma constante, cuando tienen algún padecimiento respiratorio evitan el contacto con otras personas y cumplen con las inmunizaciones disponibles, estarían libres de infecciones y serían innecesarios los antibióticos. PdC.
Foto de cottonbro studio.