Al Paciente con Amor

¡A dormiiir! para tener buena salud

¡A dormiiiir! Todos a dormir que hoy es el Día Mundial del Sueño. Bueno, no precisamente que en estos momentos nos abandonemos en los brazos de Morfeo, más bien el objetivo de esta fecha es hacer conciencia de lo importante que es tener un sueño de calidad, porque como dice la experta Pilar Durán, sueño es salud y lo que le pase al sueño afectará a nuestro organismo.

En esto del sueño hay de todo: quienes se duermen al momento o como se dice coloquialmente, de un “jalón”, como si tuvieran la conciencia tranquila, pero desafortunadamente hay a quienes les cuesta trabajo conciliar el sueño y se pasan la noche en vela “contando borreguitos” o quienes si tienen suerte se duermen de inmediato, pero apenas un ruido, se despiertan y ya para que les cuento, es para que no vuelvan a “pegar la pestaña”… y de nuevo a contar borreguitos.

CDMX, Marzo 15/24.- Pilar Durán Hernández neurobióloga de la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM, señala que en la actualidad por el ritmo de vida acelerado, sobre todo en las grandes urbes, se duerme menos lo que impide tener un descanso reparador.

Es patente en los estudiantes ya que, por ejemplo, viajar cuatro horas diarias en el trasporte público les quita tiempo de calidad, de vida y de reposo.

Sueño-salud 

El sueño de calidad es uno de los pilares de la salud, junto con dieta equilibrada y actividad física regular. Las personas que duermen sin interrupciones presentan tasas más bajas de hipertensión, diabetes, obesidad y otras enfermedades crónicas. “Se trata del binomio sueño-salud y lo que le pase al sueño, afecta a nuestro organismo”.

No dormir, no es cualquier cosa, resulta que el sueño es un índice de integridad funcional y pese a que es parte esencial de la vida, no lo cuidamos.

Y esto afecta nuestra salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, 40 por ciento de la población global, en promedio, duerme mal y sufre algún tipo de trastorno como apneas, síndrome de piernas inquietas o sonambulismo.

Dormir es otro de los placeres de la vida. La neurobióloga refiere que este periodo de descanso tiene un rol fundamental en la buena salud y el bienestar a lo largo de la vida.

Además de ser un gran placer, llevarlo a cabo entre siete y ocho horas diarias, según los requerimientos por edad, tiene efectos positivos en nuestro organismo.

Y es que durante este proceso fisiológico el cerebro permanece activo y se generan cambios hormonales, metabólicos, térmicos, cerebrales y bioquímicos, además de funciones biológicas que prolongan la existencia.

Es tan importante dormir que la experta explica que los recién nacidos –incluso en el vientre materno, en el último tercio de la gestación– lo hacen durante prácticamente 50 por ciento del tiempo, y de ese lapso la mitad representa el sueño reparador (sueño profundo), lo que ayuda a madurar su sistema nervioso.

El otro 50 por ciento lo realizamos en el llamado sueño MOR o de las ensoñaciones, involucrado en la conectividad de los circuitos neurales.

A más edad, menos sueño

La experta detalla que los seres humanos conforme maduramos disminuye esta necesidad. Por ejemplo, los adolescentes requieren entre siete y nueve horas.

“Es importante que ellos tengan también el pico de una siesta, por los cambios hormonales que experimentan en esa etapa de la vida y por la necesidad de reponer proteínas y otros metabolitos”.

En la edad adulta se reduce, pero debe ser de manera efectiva, “soñamos mucho menos, pero nuestro sueño reparador, la fase más profunda, tiene que ser eficaz para sintetizar todo aquello que perdimos durante la vigilia previa y nos permita regular lo que viene al siguiente día”.

En tanto, las personas mayores registran en la ontogenia del sueño una fragmentación de la distribución temporal, pero no homeostática, es decir, duermen entre cinco y siete horas de manera fragmentada: en el día unas horas, otras por la tarde, y un tiempo más durante la noche. Si los contabilizamos, en realidad cubrieron sus necesidades, aunque no de manera corrida.

Trastornos del sueño

Los trastornos del sueño se caracterizan por una calidad del dormir no satisfactoria, persiste durante un periodo de tiempo considerable, afectando la salud al disminuir el sistema inmune, así como procesos cognoscitivos como atención, aprendizaje y memoria. Sin embargo, son prevenibles.

Mientras que los desórdenes son aquellos que nos alteran por cuestiones externas como sonambulismo, apnea del sueño, somniloquia o hablar mientras dormimos.

“Normalmente se presentan en infantes y desaparecen conforme madura el sistema nervioso, aunque podríamos experimentar un evento en la adultez o en la vejez, pero no pondrán en riesgo nuestra calidad de vida o la salud”.

La pérdida de sueño por el uso de dispositivos daña nuestra salud y también el ciclo circadiano de sueño-vigilia -dormir en la noche y estar despierto durante el día- pero si este se altera también se perturba la ingesta de alimentos y, con ello, la presencia del síndrome metabólico, lo cual en un futuro podría provocar el desarrollo de enfermedades, como diabetes tipo 2.

Al permanecer expuestos por tiempos prolongados disminuye la secreción de melatonina (hormona que regula el ciclo del sueño-vigilia), y aumenta los niveles de cortisol (hormona del estrés), por lo cual despertamos cansados e incluso llegamos a normalizar esta conducta, lo cual no es lo correcto.

Con motivo del Día Mundial del Sueño, que se conmemora el 15 de marzo, la especialista recomienda que para tener un sueño de calidad:

*Es necesario que nuestra recámara tenga un ambiente totalmente oscuro, silencioso y fresco; establecer horarios para dormir y despertar todos los días a la misma hora, incluidos los fines de semana, días festivos y vacaciones.

*Para los infantes se sugiere que tres horas antes de irse a la cama apaguen televisión, computadoras, tabletas y teléfonos móviles; realizar alguna actividad física de relajación; bañarse con agua a temperatura media, beber un vaso pequeño de leche tibia, el cual contiene triptófano (aminoácido), precursor de serotonina y melatonina.

*Los adultos deben hacer lo mismo media hora antes, además pueden leer un libro, escuchar música relajante y cenar ligero, evitar consumir estimulantes del sistema nervioso central como cafeína, vino o alcaloides, y tampoco fumar.

Hasta el momento no se ha encontrado ningún medicamento que permita controlar el sueño, es una función fisiológica, refiere la neurobióloga de la UNAM.

Así que sin más: ¡a dormir! para sentirnos bien y tener una buena salud. De otra manera necesitaremos ayuda médica multidisciplinaria: psicólogos, psiquiatras, neurólogos, entre otros, que contribuyan a mejorar la calidad de vida de quienes sufren patologías por no tener un sueño reparador. PdC.

Foto de Andrea Piacquadio.

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