Si tienes hijos pequeños y estás contemplando inscribirlos en cursos de karate, natación, pintura, música, fútbol, etcétera y etcétera… piénsalo bien pues de acuerdo a la especialista en psicología, Claudia Sotelo, el exceso de cursos y de actividades esquematizadas minan la capacidad de asombro y la creatividad de caracteriza a la infancia.
Pero no sólo eso, también puede conducirlos a padecer estrés, angustia, depresión, cansancio o abatimiento. Los niños sobre estimulados nunca descansan porque incluso la diversión y el juego está agendado como si se tratara de una actividad laboral.
La doctora Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), considera que la diversión debe ser intuitiva y libre; no se puede “agendar” como las citas de trabajo. Los niños, asegura, deben tener espacios para conocer el mundo.
La experta dice que la creatividad infantil necesita libertad y tiempo, pero libre. Así surge la capacidad de asombro, que es inherente a todos los niños. Esta enrome cualidad requiere de tiempo libre para explorar las cosas y es sinónimo de salud mental.
Por el contrario, recalca, al sobrecargarlos de cursos y actividades de todo tipo, lo que hacemos es sobre estimularlos y eso no es bueno.
Acorde a ello — abunda la especialista — vemos que siempre están rodeados de pantallas encendidas: televisión, computadora, tableta, teléfonos, videojuegos.
Y por si fuera poco, los padres les imponen de forma reiterada innumerables formas de diversión esquematizada (ir al gimnasio, la natación, jugar futbol, los concursos de bailes, clubes de tareas). Esta hiperactividad evita la capacidad de reflexionar y por ende de conocerse así mismo o de plantearse qué quieren ser.
Los niños requieren también del silencio y de espacios para ello. Ese es el principio para encontrar los propios intereses (vocación), aficiones o incluso las pasiones, señala la maestra Susana Salazar Gómora, psicoanalista de niños de CEEPI.
Las especialistas en psicología infantil de CEEPI han detectado que la gran mayoría de los niños que acuden a su clínica están literalmente sobrecargados de actividades.
“Los excesos no son buenos. Estamos produciendo generaciones de niños y de adolescentes hiperactivos, incapaces de cultivar la paciencia que es esencial para tener una vida sana y exitosa.
Eso genera eventualmente frustración. A futuro tendremos una sociedad de jóvenes que no sabrán darle sentido a su vida y de ahí surgirán los problemas sociales colaterales”, dice Salazar Gómora.
A decir de Sotelo Arias, lo que se requiere es de actividades no estructuradas “La diversión es intuitiva, no se puede programar tal como lo hacemos con las citas de trabajo.
Los padres sin saberlo están minando su capacidad de crear; en otras palabras, estamos formando sociedades de niños hiperactivos con las consabidas consecuencias: mayor número de niños con supuestos cuadros de TDAH y que podrían hacerse adictos a fármacos para reducir la hiperactividad”.
A propósito del Día del Niño, CEEPI recomienda a los padres:
*Favorecer el contacto social.
*Hay que dejar que ellos lleguen a sus propias conclusiones: las madres y los padres no tienen ni deben tener todas las respuestas a sus preguntas.
*Es indispensable darles tiempo libre no programado. No deben sobrellenar su tiempo con estímulos artificiales; el juego es libre, no se agenda.
*Es necesario que los niños conserven y fomenten la capacidad de inventar, de “fantasear”, de descubrir y de gestionar su propio tiempo libre.
*A mayor sobre estimulación, el asombro se pierde.
*El silencio y el ocio es indispensable para tener una vida sana: las sociedades con mayor número de horas de ocio son las que han creado un mayor número de inventos e innovaciones tecnológicas.
*Romper con la idea de que a los niños se les debe cansar con diversas actividades para que se porten bien.
Así que, si eres madre o padre de hijos pequeños, a darles un respiro y déjalos que se pierdan en la inmensidad de sus pensamientos y de sus sueños… PdC.
Foto de Olia Danilevich.