El Rincón del Loco

“McGlue” de Ottessa Moshfegh

Me atrae cierto tipo de autor, y aunque no voy a negar que las editoriales juegan su papel, fue el encanto del pasado escabroso de Ottessa Moshfegh el que me llevó a sus libros.

En su primera novela, “McGlue”, encontramos muchas de las características que la han hecho destacar. Es una historia claustrofóbica y poco convencional donde nos vemos forzados a conectar con un narrador tan memorable como desagradable.

“McGlue” se basa en una contusión y un homicidio. El protagonista, Nick McGlue, despierta encadenado en su camarote, acusado de matar a su amigo Johnson durante un viaje hacia su natal Salem. La novela se desarrolla entre acusaciones y los recuerdos borrosos de McGlue, quien, en un estado de embriaguez, solo logró matar al único que se preocupaba por él. La historia nos lleva a través de su regreso a casa, donde es la antítesis del hijo pródigo: rechazado y odiado, incapaz de ver más allá de su propio caos.

La narrativa salta entre fragmentos de memoria y momentos de lucidez, creando una atmósfera densa y desordenada. Ambientada en los Estados Unidos de mediados del siglo XIX, basada en hechos reales de los diarios de Nueva Inglaterra de 1850, la novela se sumerge en una orgía de sensaciones y caos emocional. Ottessa Moshfegh maneja con destreza el cinismo de su antihéroe, quien admite sin vergüenza sus deseos de autodestrucción sin ambiciones de éxito.

“McGlue” se despliega como una introspección psicológica, con diálogos mínimos que acentúan la inestabilidad y la confusión del personaje, influenciado por el alcohol y sus recuerdos fragmentados.

Ottessa Moshfegh consigue personajes parados al borde del abismo, atrapados en situaciones límite donde el humor surge jadeante y tambaleante. En “McGlue”, se destruyen a sí mismos sin reconocer la bondad en los demás, sumidos en un entorno opresivo donde el sistema penal no puede comprender sus verdaderas intenciones.

Ottessa Moshfegh, con su experiencia personal en Alcohólicos Anónimos, infunde autenticidad en las luchas de sus personajes con el alcohol, sin glorificar sus vicios pero tampoco ignorando sus complejidades.

Aunque la novela puede sentirse larga y el suspense no resuelto completamente, Ottessa Moshfegh demuestra una valentía notable al elegir este escenario. “McGlue” es una obra que mezcla narrativas alcohólicas, confesiones personales y claustrofobia marinera, recordando a autores como Melville o Borges en su temática. A pesar de sus desafíos, la novela invita a reflexionar sobre la naturaleza humana y la desesperanza, dejando al lector con una sensación agridulce de comprensión y desasosiego.

Termino, “McGlue” es una prometedora ópera prima que, aunque imperfecta, muestra el talento de Ottessa Moshfegh para crear personajes profundos y situaciones intensas. Es una lectura exigente pero enriquecedora, que marca el inicio de una carrera literaria que cumple también con sus otros libros.

Ottessa Moshfegh (Boston 1981) es una escritora estadounidense de madre croata y padre iraní. Con su primera novela, McGlue (2014), obtuvo el Fence Modern Prize in Prose y el Believer Book Award, y gracias a Mi nombre era Eileen (Alfaguara, 2017), adaptada al cine con Anne Hathaway como protagonista, recibió el Premio PEN/ Hemingway al mejor debut literario en 2016 y estuvo nominada al Man Booker Prize. Alfaguara también ha publicado las novelas Mi año de descanso y relajación (2019), una obra corrosiva y aclamada de modo unánime por el público y la crítica, y La muerte en sus manos (2021), que la propia Moshfegh tuvo oculta durante años, además de la colección de relatos Nostalgia de otro mundo (2022), por la que ha sido finalista del Story Prize 2018 y que recoge algunos de sus mejores cuentos, publicados en medios tan prestigiosos como The Paris Review, Granta o The New Yorker y gracias a los cuales ha obtenido galardones como el Pushcart Prize, el O. Henry Award o el Plimpton Discovery Prize. Lapvona (2023) es su última novela. PdC.

Escrito por B. Del Ángel.

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