El Rincón del Loco

“Love me tender” de Constance Debré

En “Love me tender”, Constance Debré ofrece una narración brutal y sin adornos de una transformación total: un renacimiento que es menos sobre “salir del armario” y más sobre desmontar completamente una identidad para erigir otra. Desde el momento en que decide dejar a su marido y su cómoda vida burguesa como abogada para vivir abiertamente como lesbiana, se emprende un camino de renuncia y reinvención que desafía las narrativas tradicionales sobre la “asimilación” gay. Aquí no hay finales felices, reconciliaciones familiares ni regreso triunfal al statu quo. En cambio, Constance Debré narra un colapso radical que abre paso a una existencia austera, casi monástica, centrada en el sexo, la escritura y la supervivencia.

El relato de Constance Debré está impregnado de la crudeza de quien quema todos los puentes. Se rapa el cabello, se tatúa, abandona posesiones materiales y reduce su vida a lo esencial: un par de jeans, camisetas, una chaqueta de cuero y su antiguo Rolex como un gesto irónico hacia el pasado. Más que un simple cambio de estética, su transición es una declaración: vivir como lesbiana masculina no solo es una afirmación personal, sino también un rechazo abierto a los valores burgueses que moldearon su vida anterior. En sus propias palabras, no pasó “por todo esto solo para más de lo mismo”. Con esta lógica, se despoja de todo lo que la ahoga y apuesta por una vida de vacío y austeridad, donde cada objeto, persona y relación parece prescindible.

Sin embargo, la renuncia no es completamente voluntaria. El costo de su libertad incluye perder la relación con su hijo, Paul, atrapado entre un sistema judicial hostil y un exmarido vengativo que usa su orientación sexual como arma. Las escenas en las que trata de conectar con su hijo bajo la fría supervisión estatal están cargadas de una desesperanza silenciosa.

Es una tragedia que no permite llorar un periodo largo: con el tiempo, ella simplemente deja ir a Paul, tal como deja atrás muebles, libros y amantes. En una mezcla de resistencia y resignación, acepta que ser lesbiana en su contexto conlleva un precio alto, uno que incluye la renuncia no solo a una familia, sino a la posibilidad misma de encajar.

La narrativa de Constance Debré evita los clichés del “descubrimiento” o la “realización” gay. En lugar de eso, explora cómo su sexualidad reorganiza completamente su relación con el mundo. En su vida anterior, su identidad estaba anclada a roles tradicionales: madre, esposa, profesional. Ahora, cada relación se reinventa. Sus amantes son numeradas, sus amistades se redefinen, y su visión del mundo material se despoja de romanticismos. “Los libros son solo cosas”, escribe con fría claridad al desechar incluso sus posesiones más preciadas. Es esta franqueza la que dota a su prosa de un poder casi devastador, una precisión quirúrgica que arrasa con todo lo superfluo para dejar solo la verdad desnuda.

La austeridad del estilo de vida de Constance Debré se refleja en “Love me tender”.

Su prosa es sobria, precisa, sin aderezos, como si cada palabra estuviera calibrada para sobrevivir en un mundo hostil. No busca consuelo, ni para ella ni para el lector. La experiencia de leerla es como correr hacia un tren en movimiento, como describió alguna vez Eileen Myles: no hay tiempo para el equipaje emocional ni sentimentalismos. Constance Debré escribe desde el filo, donde el dolor se convierte en liberación y la carencia en una especie de fortaleza.

Termino, “Love me tender” no es solo la crónica de una mujer que se transforma, sino también un desafío a las normas que dictan cómo debería lucir esa transformación. Su renuncia a la clase, a la feminidad convencional y a la maternidad no son decisiones fáciles ni moralmente triunfales; son necesarias. Y aunque la figura de la lesbiana masculina pueda haber sido domesticada por la cultura dominante, en Constance Debré sigue encarnando un desafío subversivo: una existencia que rechaza las comodidades burguesas y redefine el deseo, la familia y la libertad con una ferocidad casi animal. En sus páginas “Love me tender” late una verdad incómoda pero vital: la libertad, para quienes se atreven a buscarla, rara vez es cómoda, y siempre, siempre, tiene un costo.

Constance Debré (Paris, 1972) Nacida en el seno de una familia ilustre ligada a la política francesa, estudió derecho en la Universidad Panthéon-Assas y ejerció de abogada penalista hasta 2015, año en que dejó su trabajo para dedicarse a la literatura. Es autora de cuatro novelas: Play Boy (2018), ‘Love Me Tender’ (2020), ‘Nom’ (2022) y ‘Offenses’ (2023). PdC.

Escrito por B. Del Ángel.

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