Drew Hancock se mete de lleno en la mezcla de géneros con Compañera perfecta”, una película que arranca como un thriller de manual y acaba siendo mucho más. ¿Un grupo de amigos en una cabaña en el bosque? Sí. ¿Un novio con pinta de buen tipo pero que oculta algo turbio? También. ¿Un giro que te cambia el juego a la mitad? Claro que sí. Pero lo que realmente hace que esta película sobresalga es su capacidad para voltear el cliché del “chica en apuros” y convertirla en una peli de ciencia ficción con algo que decir sobre relaciones, control y tecnología.

La historia sigue a Josh (Jack Quaid) e Iris (Sophie Thatcher), una pareja aparentemente feliz que se une a unos amigos para un fin de semana en una cabaña. Todo muy normal, hasta que Iris, en un arrebato de defensa propia, mata a uno de los invitados con una precisión milimétrica. ¿La sorpresa? No es una mujer cualquiera, es un robot. Y lo que empieza como una historia de amor se convierte en una reflexión sobre el libre albedrío y el abuso de poder.

SophieThatcher brilla en un papel que le exige moverse entre la fragilidad y la fuerza bruta. Su interpretación logra que el público sienta simpatía por Iris, incluso cuando su programación la lleva a tomar decisiones cuestionables. Su evolución de muñeca sumisa a entidad consciente es uno de los puntos fuertes de Compañera perfecta”, logrando que el espectador se pregunte: ¿en qué momento una máquina deja de ser un objeto para convertirse en alguien?

Por su parte, Jack Quaid se despoja de su imagen de chico bueno para interpretar a un personaje manipulador y egoísta. Su Josh es el tipo de hombre que, en lugar de afrontar sus propios defectos, prefiere un “compañero” hecho a la medida, sin rechistar, sin cuestionar. Es un retrato incómodo, pero real, de ciertas dinámicas de poder en las relaciones.

Visualmente,Compañera perfecta” juega con una estética que contrasta lo acogedor con lo perturbador: colores suaves, una iluminación cálida, todo diseñado para que la violencia y el horror sean aún más impactantes cuando aparecen. Yeah!

La dirección de fotografía de Eli Born (Hellraiser) enfatiza los momentos clave, con encuadres que resaltan la transformación de Iris de “Compañera perfecta”  en algo más.

El guion de Drew Hancock es astuto al no subestimar al público. En lugar de caer en explicaciones innecesarias, deja que las acciones de los personajes hablen por sí solas. Y aunque hay influencias evidentes de M3GAN, Ex Machina e incluso Blade Runner, Compañera perfecta” logra mantenerse en su propio carril, con una mezcla de terror, humor negro y comentarios sociales que no se sienten sermoneadores.

Al final, lo que hace que Compañera perfecta” funcione es su capacidad de sorprender. No es solo una historia sobre un robot asesino, sino sobre la fragilidad de las relaciones humanas y los límites de la inteligencia artificial. Compañera perfecta” no es el típico festín de sangre sin sentido. Es un thriller que, entre risas, sustos y reflexiones incómodas, deja claro que el amor y la inteligencia artificial no hacen buena pareja, no te engañes. Buena. PdC.

Crítica de Antelmo Villa.

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