Basada en “El Libro de los Espejos” de E.O. Chirovici, “Recuerdos mortales” comienza con su protagonista sumido en la pesadilla de la demencia.
El ex policía Roy Freeman (Russell Crowe) ha pegado notas alrededor de su casa que le recuerdan no solo cosas básicas como cómo hacer tostadas, sino también su propio nombre.
Roy también está sometiéndose a algunos tratamientos radicales que involucran cirugía cerebral y medicación constante, porque ¿por qué no?
La trama de “Recuerdos mortales” permite que un personaje policial tradicional investigue un crimen que una vez cerró como si lo estuviera haciendo por primera vez.
Cualquiera que haya visto alguna vez una película sabe que redescubrirá algunas cosas que olvidó por alguna razón.
Y bueno, la reinvestigación es lanzada por la inminente ejecución en el corredor de la muerte de Isaac Samuel (Pacharo Mzembe), condenado por el sangriento asesinato de un profesor e investigador llamado Dr. Joseph Wieder (Marton Csokas), hace una década.
Por supuesto, Roy, a pesar de lidiar con una condición que ha diezmado su vida, decide volver a abrir completamente el caso, comenzando con el recientemente-y-sospechosamente-fallecido Richard Finn (Harry Greenwood), quien escribió una especie de memoria sobre el crimen Wieder.
“Recuerdos mortales” dirigida por Adam Cooper se fractura en un largo flashback de las semanas previas al crimen a través de los ojos/voz de Richard Finn, pero nunca estamos completamente seguros de qué tan en serio se supone que debemos tomarlo.
Un caso que se desempaqueta a través de la escritura de un hombre muerto interpretada por un policía con memoria deteriorada podría ser interesante en la ficción de la página, pero es increíblemente difícil de analizar en el lenguaje cinematográfico.
El guion de Adam Cooper y Bill Collage consistentemente se sumerge en una espiral incoherente con personajes inconsistentes, y parece que piensan que está bien hacerlo porque no hay un solo narrador confiable en este periplo.
También lleva a algunas escenas que parecen un completo sinsentido. Por ejemplo, Roy arma un rompecabezas para mantener su mente despierta, pero igual porque literalmente está armando el rompecabezas de su memoria y el caso.
Y luego habla sobre hacer el rompecabezas en voz en off por si acaso no lo captaste.
“Recuerdos mortales” es el tipo de película en la que un supuesto genio explica sus descubrimientos sobre el trauma reprimido como si hubiera inventado el concepto psicológico.
Todos en casi la mayoría de las escenas parecen perdidos o molestos, nunca genuinos.
Excepto Russell Crowe, quien murmura su camino a través de otra película con engañosa facilidad, encontrando ocasiones para fundamentar incluso una película miserable como esta…
Mi esperanza es que “Recuerdos mortales” despierte a Russell Crowe, y le recuerde al actor que todavía puede ser.
Crítica de Antelmo Villa.