El Rincón del Loco

“El amigo” de Sigrid Nunez

Hay temas que rara vez fallan en la literatura: los animales y la escritura. Ahí están Moby Dick, Rebelión en la granja, Platero y yo… Y, sin embargo, “El amigo” de Sigrid Nunez demuestra que hasta la mejor premisa puede naufragar si no se sabe aprovechar.

“El amigo” parte de una pérdida: la narradora, una escritora neoyorquina, se queda sin su mejor amigo y mentor literario, pero hereda a su perro, Apollo, un gran danés artrítico y gigantesco. Lo que sigue es una mezcla de duelo, recuerdos de su relación con el amigo muerto y reflexiones sobre el oficio de escribir, con Apollo como eje de la trama.

Hasta aquí, todo parece tener potencial. Y en efecto, la relación entre la narradora y Apollo es lo mejor de “El amigo”. Al principio, ella lo rechaza—“denme una mascota que se las pueda arreglar sin mí”, dice con ese aire de intelectual desencantada—pero poco a poco se va construyendo entre ambos un vínculo real, de esos que solo los perros saben dar. Hay momentos en los que la prosa de Sigrid Nunez capta con acierto la devoción animal y el abismo de la pérdida, como cuando la narradora se pregunta qué siente un mastín abandonado en un camión de exterminio: “¿Los perros entienden la traición?”

Si “El amigo” se hubiera centrado en esta relación, podría haber sido una novela emotiva y poderosa. Pero Sigrid Nunez no se conforma con eso. Se dispersa, entrelaza el duelo con su proceso creativo, mete a presión citas de escritores (algunas sin venir a cuento) y hasta tiene el descaro de recurrir a Wikipedia para documentarse. Hay momentos en los que su narrativa roza lo pedante, como si no pudiera decidir si quiere conmover o exhibir su erudición.

Los personajes humanos, además, son fantasmas. El amigo escritor y mujeriego, sus exes numeradas (Esposa Uno, Esposa Dos, Esposa Tres), los colegas del gremio… Todo queda en un plano difuso, sin verdadera profundidad. La narradora se rodea de presencias que no terminan de cobrar vida, y la única relación que realmente emociona es la que tiene con Apollo.

Y ahí radica el problema central de la novela: todo lo que no es Apollo es prescindible. Las páginas dedicadas a la angustia literaria y el mundo editorial no aportan demasiado y terminan restando impacto a la historia de duelo. Hay una desconexión entre la emotividad de su vínculo con el perro y la frialdad con la que aborda el resto de los temas.

En resumen, “El amigo” no es un mal libro, pero sí uno desigual. La historia con Apollo es conmovedora y, en sus mejores momentos, toca fibras profundas. Pero el conjunto deja un regusto tibio, como si Sigrid Nunez hubiera tenido miedo de escribir la novela que realmente importaba. Ganó el National Book Award, pero francamente, se han premiado libros mucho mejores.

Y bueno, hay un viejo dicho que dice que “el libro siempre es mejor que la película”. Pero hay excepciones. Esta una de esas historias que, al saltar al cine, se benefician de la adaptación. ¿Por qué? Porque ver al perro en pantalla ya es un plus gigantesco.

La película equilibra mejor el drama y el humor. Donde el libro podía sentirse denso o disperso, el cine lo vuelve más accesible, sin perder su esencia. Y claro, está el factor indiscutible: un gran danés en pantalla siempre va a ganar corazones.

Concluyo, El amigo” es una de esas raras ocasiones donde la película no solo está a la altura del libro, sino que lo supera. No porque la historia cambie radicalmente, sino porque a veces, simplemente, ver a un perro en pantalla emociona más que leer sobre él.

Sigrid Nunez (New York, 1951) es una escritora estadounidense, más conocida por sus novelas. Su séptima novela, “El amigo”, ganó el National Book Award for Fiction de 2018. Forma parte del cuerpo docente del Programa de Escritura Creativa de la Universidad de Boston. PdC.

Escrito por B. Del Ángel.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

Te puede gustar