El Rincón del Loco

“Lo que cabe en un instante” de Abigail Thomas

¿Qué cabe en un instante? Eso se pregunta Abigail Thomas y lo responde sin prisas, y sin guardarse nada, en este libro de memorias que no es una autobiografía al uso ni un intento de dejar constancia lineal de su vida, sino un álbum de recortes emocionales, una sucesión de escenas mínimas —a veces brillantes, a veces cotidianas— que, puestas una junto a otra, acaban construyendo algo muy parecido al alma de una persona.

“Lo que cabe en un instante” no se lee, se escucha como quien oye a alguien cercano abrirse con una copa de tinto en la mano y la guardia baja. Nada de grandes fechas ni celebraciones; aquí lo que importa es lo que pasa alrededor del acontecimiento: una cena tibia en un matrimonio moribundo, un sofá que queda huérfano después de una pérdida, una mecedora rescatada que contiene más historia que muchos aniversarios. Porque así es la memoria: caprichosa, caótica, arbitraria… y profundamente humana.

Abigail Thomas, madre de cuatro, abuela de doce, hija de un célebre científico, exesposa por triplicado y sobreviviente de sus propios errores, se planta frente al lector con la honradez de quien sabe que ya no tiene que impresionar a nadie. Nos muestra a su yo joven, dependiente, deseosa de amor, de certezas, de una estructura. Y poco a poco, como quien pela una cebolla, va dejando ver a la mujer que finalmente ha aprendido a no tener miedo, que ya no corre tras la felicidad sino que la reconoce cuando llega, sin anunciarse.

Sí, hay hijos, muchos. Aunque más que describirlos, los evoca. Son más presencia que personaje, más motor que argumento. Se nota que no quiere exponerlos, pero también que sin ellos el libro no existiría. “Son la razón de todo”, dice. Y con eso basta.

Los objetos son los grandes aliados de su memoria: unas piedras lanzadas al agua, una silla vieja, una lluvia que no compartirá con nadie. Cada cosa tiene su eco. Cada escena, por más banal que parezca, encierra una grieta o una luz. Su forma de narrar recuerda a Annie Ernaux, esa manera de fijar lo efímero y devolverle sentido. Y como Annie Ernaux, Abigail Thomas no embellece, no miente: asume sus fracasos como madre y esposa con una honestidad brutal. Pero no se flagela. Solo observa, acepta y sigue.

“Lo que cabe en un instante” se divide en tres partes: Antes, Mortalidad y Aquí y ahora. Y sí, tal como sugiere el título, lo que cabe en un instante es todo: los perros, los errores, los amantes equivocados, las risas con una hermana brillante, los recuerdos del padre, los pasteles, las casas que no se sienten hogar, el deseo, el arrepentimiento, la ternura y, por encima de todo, la memoria. Ese músculo débil y poderoso que, aunque distorsiona, es lo único que tenemos para saber quiénes fuimos.

Abigail Thomas no busca aleccionar ni endulzar. Cuenta lo suyo, sin aspavientos, y uno se descubre conmovido porque, en sus recuerdos, a veces parece que está contando los nuestros.

“Lo que cabe en un instante” es para leer despacio, en silencio, y con un lápiz cerca. Porque querrás subrayar. Lo harás, cada vez que recuerdes.

Abigail Thomas (Boston, 1941). La mayor parte de su vida vivió en el Upper West Side de Manhattan. Fue editora y más adelante agente literaria. Sus tres primeras obras eran ficción, más tarde publicó «Una vida de tres perros», las memorias con las que alcanzó la fama: seleccionado como uno de los mejores libros de 2006 por Los Angeles Times y The Washington Post, también ganó el Premio Inspirational Memoir 2006. Es autora de otros dos libros de memorias: «What Comes Next and How to Like It» y «Still Life at Eighty». PdC.

Escrito por B. Del Ángel.

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