Hay películas que se sienten como una taza de café caliente en una tarde lluviosa. Y luego está “Un mejor papá”, que es más bien como ese mensaje inesperado que te rescata del abismo un martes cualquiera. Sí, ese tipo de película. Con la sensibilidad de quien ha vivido para contarlo y la honestidad de quien ya no se anda con tonterías, la ópera prima de Tracie Laymon se abre paso entre lágrimas, risas y catarsis compartidas, sin prometer más de lo que entrega: humanidad.

La trama, basada en una historia real (y eso suma puntos sin siquiera intentarlo), arranca con Lily Treviño (una Barbie Ferreira sorprendentemente contenida y brillante) pasándola mal: deprimida, abandonada por su madre desde niña, ninguneada por Bob Treviño, un padre más ocupado en sí mismo que en su propia hija. En un intento casi desesperado de contacto, le manda una solicitud de amistad por Facebook… solo que a otro Bob Treviño. Uno que no es su padre, pero que, para su suerte, sí tiene ganas de conectar.

Y así arranca esta amistad accidental, entre dos almas algo cascadas por la vida que encuentran, casi sin buscarlo, algo parecido a una segunda oportunidad. John Leguizamo, como el otro Bob, se carga el peso emocional con una interpretación cálida, sin azúcar añadido, dejando entrever las grietas de un tipo decente al que también le ha dolido el mundo.

Lo más interesante de Un mejor papá” no es lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. La historia podría resumirse en dos líneas, pero está embellecida con momentos que, aunque rozan el melodrama, logran no naufragar en él gracias a un guion honesto y actuaciones que respiran verdad. Se siente. Y eso, en estos tiempos de cinismo con filtro, es raro.

Sí, hay tragedias. De las gordas: abandono, enfermedades, mascotas muertas y silencios incómodos entre matrimonios rotos. Pero lejos de explotar el morbo o revolcarse en el sufrimiento, la película propone algo más desafiante: ver la belleza en la conexión, incluso cuando esta nace del error.

Barbie Ferreira brilla con un equilibrio entre vulnerabilidad y carisma desparpajado, sin caer en la autocompasión. Su Lily no es una víctima, es una sobreviviente con sentido del humor y muchas ganas de que alguien, por fin, la vea. John Leguizamo, por su parte, entrega una de sus interpretaciones más entrañables en años, demostrando que no hacen falta fuegos artificiales para conmover.

¿Es predecible en algunos momentos? Sí. ¿Te manipula emocionalmente? También. Pero si lloras, y lo harás, no es porque te forzaron, sino porque algo te tocó. A veces la vida es así: simple, triste, hermosa. Como un álbum de recortes que te recuerda que no todo está perdido.

Concluyo: Un mejor papá” no inventa la rueda, pero la hace girar con gracia. Una pequeña joya sobre la amistad improbable, las segundas oportunidades y la gentileza como acto de rebeldía. Te hará reír, llorar, pensar… y quizás hasta mandar un mensaje a ese contacto olvidado. Porque al final, todos necesitamos un Bob en nuestras vidas. Buena. PdC.

Crítica de Antelmo Villa.

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