*Fortalecen defensas del organismo
Parte I
Por Diana Quiroz
Cdmx, Octubre 2021.- Las circunstancias de salud que estamos viviendo en este momento en todo el mundo nos genera temores de toda índole, uno de ellos, el que más nos lleva a sentir incertidumbre, es si algún día va a terminar la pandemia de COVID.
Mucho se nos ha dicho que para reducir los contagios es de suma importancia seguir todas las medidas de higiene, distancia y desinfección, pero sobre todo vacunarnos. Pero es aquí donde surge otra incertidumbre y el debate.
Hay quienes ya han recibido las dos dosis, sin embargo muchas personas más en el mundo no lo han hecho por miedo a que no sea seguro para su integridad física y de salud.
Si tenemos la información adecuada sobre la importancia de aplicarnos una vacuna, las personas que tienen dudas sobre su eficacia y seguridad, podrán tomar una decisión fincada en datos de fuentes fidedignas y serias.
Para empezar, necesitamos saber qué es una vacuna, cómo está hecha y cuáles son los beneficios que tendremos al vacunarnos y los riesgos de no hacerlo.
Cruzando fronteras
Todos sabemos que como parte de la vida misma hay seres vivos que se dividen en humanos, flora, fauna y microorganismos, algunos buenos y otros no tanto como aquellos virus y bacterias que provocan enfermedades.
El desarrollo del ser humano en todos los sentidos nos ha llevado a cruzar fronteras, ir de aquí allá y con ello no sólo llevamos acuestas nuestros sentimientos, nuestras expectativas de vida, nuestros víveres y pertenencias, con nosotros también viajan microorganismos, que cuando nos relacionamos con otros individuos y coexistimos en otro medioambiente se da un intercambio no solo cultural y de costumbres, también de hábitos de higiene y hasta de enfermedades.
Esta introducción es para explicar la importancia de las vacunas debido a que ha surgido debate entre los que sí quieren vacunarse y los que piensan que de nada sirve hacerlo. Pero claro, cada quien tomará su decisión.
La serie de información que publicaremos en varias partes se obtuvo de la página web de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y comenzamos…
La OMS señala que hoy en día las enfermedades infecciosas atraviesan fronteras con facilidad e infectan a las personas que no están protegidas.
Y sí que tiene razón, recientemente me enteré que un amigo tuvo hepatitis, por fortuna de la menos agresiva; le pregunté ¿y cómo te contagiaste o quién te contagió?
Él ya está bien, pero no supo cómo la adquirió, si fue por comer vegetales mal desinfectados, en algún baño público, porque estuvo en contacto con alguien que ya lo padecía o por haber usado plato, taza, vaso o cubiertos que utilizó alguien con hepatitis y que se lavaron mal o no se desinfectaron o por cualquier otra causa.
Y es que un sistema inmune fuerte puede hacer la diferencia entre contraer una enfermedad o no, y si es así, que los riesgos no sean muy altos y la persona se recupere bien.
Y justo eso es lo que hace una vacuna, fortalecer las defensas del cuerpo. Las vacunas activan las defensas naturales del organismo para que aprenda a resistir infecciones y hacer más fuerte el sistema inmunitario.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, las vacunas son una forma sencilla, inocua y eficaz de proteger el cuerpo humano contra enfermedades dañinas antes de entrar en contacto con ellas.
Por eso es que en las primeras etapas de la niñez se nos vacuna contra el sarampión, tétanos, tosferina, rubéola, entre otras, antes de que nos relacionemos, más allá de nuestros padres, con personas que quizá tengan estos males o entremos en contacto con objetos contaminados.
Luego de vacunarnos, el sistema inmunitario produce anticuerpos, como ocurre cuando nos exponemos a una enfermedad.
Uno de los argumentos que dan las personas que no quieren vacunarse es que según ellas, se les aplicará el virus tal cual; no es así, la OMS explica que las vacunas contienen solamente microbios (como virus o bacterias) muertos o debilitados que no causan enfermedades ni complicaciones.
Las vacunas evitan que nos enfermemos
“Las vacunas ponen en marcha las defensas naturales del organismo y, de ese modo, reducen el riesgo de contraer enfermedades. Actúan desencadenando una respuesta de nuestro sistema inmunitario, que:
- reconoce al microbio invasor (por ejemplo, un virus o una bacteria);
- genera anticuerpos, que son proteínas que nuestro sistema inmunitario produce naturalmente para luchar contra las enfermedades;
- recuerda la enfermedad y el modo de combatirla. Si, en el futuro, nos vemos expuestos al microbio contra el que protege la vacuna, nuestro sistema inmunitario podrá destruirlo rápidamente antes de que empecemos a sentirnos mal.
En definitiva, las vacunas son una forma ingeniosa e inocua de inducir una respuesta inmunitaria sin causar enfermedades.
Nuestro sistema inmunitario está diseñado para recordar. Tras la administración de una o más dosis de una vacuna contra una enfermedad concreta, quedamos protegidos contra ella, normalmente durante años, décadas o incluso para toda la vida.
Por eso las vacunas son tan eficaces: en vez de tratar una enfermedad cuando esta aparece, evitan que nos enfermemos.” Continuará. PdC.