Al Paciente con Amor

Encierro modificó nuestro cerebro

El distanciamiento social y el uso constante del cubrebocas entorpecen nuestra capacidad de reconocer emociones a partir de gestos sutiles, dicen los expertos, pero no sólo eso, las circunstancias vividas con la pandemia recala también en nuestro cerebro porque lo modifica.

Ahora les platico, de acuerdo a los especialistas, cada vez que aprendemos algo o tenemos una experiencia ya sea positiva o traumática, nuestro cerebro se modifica.

A este proceso se le llama plasticidad cerebral, así lo explicaron en la conferencia ¿Cómo vivimos la nueva normalidad? organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Cuando se viven situaciones como las que hemos experimentado por el coronavirus, se dan cambios en la liberación de ciertos químicos cerebrales llamados neurotransmisores, modificaciones a nivel hormonal, se crean nuevas redes y conexiones cerebrales e incluso, esas interacciones con el medio, pueden generar transformaciones a nivel de la actividad genética.

La investigadora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, Ana Natalia Seubert Ravelo explica que todos esos procesos vividos por el encierro repercuten en cómo nos sentimos, actuamos y nos relacionamos con los demás.

Esta época de pandemia en la que múltiples aspectos de la vida física y social se han alterado tienen un efecto en nuestro cerebro, ya que nos permite interactuar con el medio que nos rodea, ya sea personas, ambientes y otros seres vivos.

Señala que nos da la capacidad para modificar, manipular y responder a ese medio ambiente; así como la flexibilidad para adaptarnos a nuevos entornos y situaciones. Pero a su vez, puede ser modificado por esas interacciones y por ese medio cambiante.

La investigadora universitaria destaca que el humano es un ser social que requiere cercanía física, apego e identificación de emociones en los rostros de los demás para sobrevivir, obtener alimento y defenderse de otros grupos.

“La sociedad proporciona seguridad, y hemos desarrollado un cerebro social, con redes específicas que están involucradas en el reconocimiento y el análisis de las respuestas de índole social”.

Sin embargo, la normalidad que hemos estado viviendo a raíz de casi dos años de pandemia, limitan la convivencia entre las personas y llevan tener que adaptarnos, ya que el humano es un ser social que requiere cercanía física apego e identificación de emociones en los rostros de los demás para sobrevivir, obtener alimento y defenderse de otros grupos. PdC.

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