Con el paso de los años nos vamos olvidando de los ancianos; si bien antes eran venerados y respetados por su vasta experiencia y sabiduría, hoy en día los adultos mayores son un sector que padece discriminación y que poco a poco dejamos de poner atención.
Generalmente, las personas mayores son humilladas y rechazadas por el simple hecho de verlas ya con canas, con arrugas o por la lentitud en su pensar y de sus movimientos.
A estos factores se le sumaron los contagios y el confinamiento por el coronavirus pintando para ellos un escenario nada halagador, por el contrario, si ya de por sí eran marginados, la pandemia provocó en ellos una mayor disminución en su autoestima que los llevó aún más al aislamiento.
En esta emergencia sanitaria, nos olvidamos de las personas mayores, de llamarles, de estar con ellas, apoyarlas; esto es muestra del desamor, señala Verónica Montes de Oca Zavala, coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez de la UNAM.
Es parte también de esta lógica de supervivencia y del temor a esta etapa; están viviendo una soledad, que no necesariamente es la elegida, es impuesta por la dinámica de la pandemia, destaca Verónica Montes de Oca, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Aunque en su soledad, diversas personas de este sector aprovecharon el tiempo para amarse a sí mismas, “recuperaron el tiempo para su música, su espacio para leer, lo decidieron y eso me pareció una forma resiliente, hubo grupos de chats que armaron clubes para monitorearse, como un seguimiento amoroso”, señala la investigadora.
Otras se reencontraron, no se habían visto durante varios años: exnovios, excompañeros, incluso decidieron juntarse, ya no salen, pero están juntos, son como modalidad para afrontar de manera novedosa. Es una soledad o un acompañamiento elegido, comenta Verónica Montes de Oca.
Decimos nosotros, ya sea una soledad elegida o impuesta por la pandemia, no quitemos nuestra atención de ellos; una llamada o un mensaje de cariño siempre será bueno para hacerlos sentir bien, porque como dicen los expertos, ser anciano no necesariamente es estar enfermo o con achaques; la vejez es sólo una serie de cambios en el organismo a los que hay que “irse acomodando”. PdC.