Luego de un par de años de pandemia, de no visitar lugares públicos y tratar de quedarnos en casa, la Ciudad de México vuelve a su “normalidad” por ello hoy me animé y decidí pasear por las calles del primer cuadro.
Cuando me di cuenta me encontraba en el número 62 de la Avenida Morelos, ahí, justo detrás de La Esquina de la Información, en el tradicional Café La Habana.
En una de sus tantas mesas, quizá con una botella de mezcal al lado, el “Che” Guevara y Fidel Castro planearon la Revolución Cubana; quizá algunas tazas café acompañaron a Gabriel García Márquez a terminar el libro “100 años de Soledad”; ahí también los estudiantes platicaron de sus diferentes posiciones políticas en el 68 y el 71, Elena Poniatowska realizaba mesas de debate.
Si las paredes del Café La Habana hablaran tendrían muchísimas historias que contar, pero como eso no puede ser, pude enterarme de algo a través de su gerente, quien se sentó con nosotros para relatar un poco de aquellos momentos.
“La magia que tiene este lugar por sí mismo es increíble, es un lugar icónico en donde puedes voltear e imaginarte donde se sentaban escritores, periodistas, políticos e intelectuales importantes durante tantas décadas.
Sentir la experiencia que tiene venir a conocer el Café, escuchar un poquito de la historia que hay para contarles, puede haber muchas cafeterías, pero probar el café en ésta, es una experiencia única, tanto en variedad como en sabor y en relatos, es una exquisitez”, le relata a Pláticas de Café, Enrique Camacho, gerente del Café La Habana.
“En 1952 un español que llegó desde la Habana quiso poner un negocio aquí, en este lugar de techos altos, en donde se vendían máquinas para la industria agropecuaria; alrededor había tabacaleras y él quería poner un espacio para las personas que salían de trabajar pero eso sí, con un ambiente similar al de la Habana”, y en verdad el lugar es mágico.
Jamás se imaginó que en 1955 el Che Guevara y Fidel Castro planearon el asalto al cuartel de Moncada; Gabriel García Márquez escribiría Parte de 100 años de Soledad, Octavio Paz, Roberto Bolaños, Renato Leduc, fueran parte de la historia del restaurante.
“Roberto Bolaño hace referencia al restaurante en su novela ‘Los detectives salvajes’ en donde lo menciona como café quito, se inmortaliza Café La Habana en las lecturas” enfatiza orgulloso.
“Cuentan que en la barra él termina de escribir ‘100 años de Soledad’ avienta el libro y se sale y no lo vuelven a ver por aquí; son historias que se cuenta y que uno trae marcadas y se las cree porque esa es la magia” platica.
Lo más importante de este lugar es la historia, hubo décadas en las que el café era frecuentado por periodistas de las secciones de cultura y por españoles exiliados por la Guerra Civil Española.
“Historia hay, muchísima, 55 refugiados españoles; en el 68 y 71 con conflictos políticos sociales; cuenta la historia que en el 68 el único lugar que no estaba cerrado era éste; aquí podías venir y encontrarte a líderes sindicales de la UNAM, del Poli, de diferentes universidades hablando de acciones y política; había políticos de esa época de ultraderecha e izquierda trabajando y debatiendo en mesas, en el restaurante siempre se ha generado un ambiente revolucionario”.
“En la marcha del 8 de marzo el ambiente fue increíble teníamos aquí a la gente gritando consignas y cenando, esa magia que genera el restaurante de rebeldía es la fantasía que tiene el lugar y tienes que venir pensando qué voy a sentir en el lugar”.
Aquí puedes degustar un rico café, desayunos completos, antojitos, un buen trago, una botana, todo acompañado con una plática, un libro o simplemente por el placer de estar con uno mismo. Date una vuelta por Café La Habana y después continúa con tu buena caminata por el centro de la ciudad. PdC.
Texto y Foto: Vero Torres.