Más de la mitad de la población mexicana presenta obesidad, ¿las causas?, lo sabemos todos, es el consumo de la llamada comida chatarra, el sedentarismo, la ingesta excesiva de alimentos, malos hábitos alimenticios, la genética y ahora, según los expertos, la cultura y el medio ambiente se combinan para que una persona padezca este mal.
Investigadores de la UNAM (@UNAM_MX) y otras instituciones de educación superior que desarrollan el proyecto “CONDUCTOME: El estudio de la conducta detrás de la obesidad”, refieren que la cultura y el medio ambiente se combinan para la mala toma de decisiones respecto a la alimentación y malos hábitos que conducen a la obesidad.
Para respaldar los datos sobre que la obesidad está relacionada con las elecciones respecto al sedentarismo y todo aquello que afecta a la salud, los expertos reunieron información de 2014 a la fecha, de cuatro mil participantes, la mayoría estudiantes de la UNAM, de las universidades Iberoamericana y de Guanajuato.
A quienes se dio seguimiento en su toma de decisiones respecto a los hábitos alimenticios y se monitoreó médicamente, comenta el experto del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3), Christopher R. Stephens.
Más de 70 por ciento de la población presenta obesidad y nos gustaría que en el futuro evitemos llegar a esa condición. Es importante recordar que puede llevar a la muerte, señala Stephens.
Para atacar este problema tan complejo, el investigador de la Facultad de Psicología, Rolando Díaz Loving, sugiere un equipo multidisciplinario que incluya nutriólogos, psicólogos, médicos, matemáticos, entre otros, que permitan ayudar a realizar cambios en la conducta.
El especialista Rolando Díaz señala que la cultura tiene importante influencia en la forma en que se van formando hábitos y los médicos, refiere, nos indican que la gente con problemas de obesidad no sigue todas las reglas.
Estefanía Espitia Bautista, investigadora del C3, detalló que en el caso de cada participante se revisaron los antecedentes de salud y familiares, además de preguntarles qué actividades efectúan en su día, a fin de tener el mapa completo de posibilidades de lo que hacen.
Para corroborar dicha información se les proporcionaron actígrafos (sensores), para monitorear si la persona realmente hace lo que dice.
Tener obesidad y manejar sus consecuencias es difícil y costoso. Resultaría más fácil atender a personas sin las enfermedades provocadas por la obesidad. Actualmente trabajamos con poblaciones de estudiantes quienes no necesariamente tienen sobrepeso y obesidad, o que están en la edad en la cual están formando esos hábitos, detalla la experta.
Mario Buenrostro Jáuregui, colaborador del proyecto en la Universidad Iberoamericana, consideró esencial conocer la neurofisiología de la conducta en las decisiones, comprender las áreas del cerebro que se activan ante ciertos alimentos, además de su relación con el genoma para llegar a la obesidad.
“Sabemos que los alimentos altamente palatables, es decir, los ricos en azúcares y grasas, por ejemplo una pizza, tienen un potencial adictivo muy alto de ocasiones similares a las drogas de abuso -como alcohol o cocaína-, y la ingesta de productos está muchas veces relacionado con la búsqueda de placer; es decir, consumimos alimentos porque nos generan placer”, precisa Buenrostro Jáuregui.
Cabe señalar que la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición en México reveló que en 2018 había 82 millones 767 mil personas de 20 años y más con diabetes: 13.22 por ciento mujeres y 7.75 por ciento hombres. PdC.