Hemos leído por ahí que pequeñas acciones pueden lograr grandes cambios y así es; lo que hagamos para cuidar nuestro entorno por pequeño que sea puede hacer la diferencia, y si todos lo hacemos, entonces serían millones de pequeñas acciones.
Podemos comenzar por regar el árbol o los arbustos que están en la calle, barrer afuera del sitio donde vivimos, recoger las heces de nuestra mascota, reciclando o separando la basura, pero sobre todo, la separación de aquellos residuos que son nocivos para la salud y que envenenan la tierra: las pilas.
Las pilas son uno de los artículos más usados como fuente de energía para el funcionamiento de muchos aparatos electrónicos, aun cuando parecen inofensivas, cuando se desechan se convierten en residuos peligrosos con un impacto negativo que causa daños al ambiente y a la salud de todos nosotros.
Al término del uso de las baterías, el contenido de materiales pesados como el mercurio se puede filtrar al suelo o al agua, lo que provoca efectos perjudiciales para las personas y del ecosistema.
Por ejemplo, la exposición al mercurio, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), es peligroso para el desarrollo intrauterino, también es tóxico para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel y los pulmones, riñones y ojos.
El mercurio como uno de los contenidos de las pilas y baterías es tan peligroso que este organismo mundial, lo enlista como uno de los 10 productos o grupos de productos químicos que plantean especial problema de salud pública.
Por eso es que en el Senado (@senadomexicano) se promueve el uso sustentable de estos artículos y para ello el senador Miguel Ángel Lucero Olivas propone reformar el artículo 28 de la Ley Federal para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, para que los generadores, productores, importadores y distribuidores de pilas y baterías eléctricas estén obligados a colocar puntos de recolección de estos productos en desuso, en sus locales comerciales.
Estos puntos de recolección además de evitar el mal manejo de pilas y baterías, y que literal estén rodando enrareciendo el suelo a donde van a parar, sirven como acopio, ya que de 100 por ciento de las pilas que entran en proceso de tratamiento se pueden recuperar metales ferrosos, zinc, manganeso y carbón.
El legislador señala que aun cuando el ánimo de acopio de pilas por parte de las personas se refleja en ferias de reciclaje que realizan universidades y gobiernos, estas no son suficientes.
Por eso es que señala que en la fracción lV del artículo 28 de la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, se establecen Planes de Manejo para cada deshecho, a fin de que sean ejecutados por los generadores, productores, importadores y distribuidores de pilas y baterías eléctricas que sean considerados como residuos de manejo especial en la Norma Oficial Mexicana correspondiente.
Y es que es urgente que se tomen las medidas necesarias, pues como informa el senador Lucero Olivas, en los últimos siete años en México, se generó un promedio anual de 36 mil toneladas de pilas o baterías, es decir, aproximadamente 12 por ciento del total de los residuos municipales, equivalente a 10 pilas por habitante al año.
Y aun cuando pudiera pensarse que 10 pilas por habitante al año no es una gran cantidad, lo preocupante ES lo que genera el mal manejo que le damos a las pilas y baterías una vez que las desechamos.
Para nosotros mismos que las usamos son peligrosas por los componentes que las conforman; son elementos muy contaminantes y tóxicos. Razón por la cual es vital el trato que les demos después de su vida útil.
No es recomendable depositar las pilas en el bote de basura junto con los residuos domésticos, pues de acuerdo al Centro de Capacitación Eléctrica y Energías Alternas, una sola pila de las que se usa en los relojes de pulsera puede contaminar el agua de una alberca olímpica. PdC.
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