Los fumadores tienen “mecanismos de defensa” que les hacen pensar: ese hábito “causa cáncer, pero a mí no me va a pasar; provoca enfisema, pero yo estoy bien”.
Quizá por eso es un tanto difícil que entiendan o acepten el peligro que significa el tabaquismo, principal causa de mortalidad prevenible, pues el consumo de tabaco en sus diferentes formas como cigarrillos, pipas, puros, entre otras más, genera un impacto impresionante a la salud.
En el humo se pueden encontrar hasta siete mil sustancias químicas, de las cuales cerca de 250 son altamente tóxicas, y de 60 a 70 provocan cáncer, alerta la experta María Guadalupe Ponciano Rodríguez, integrante del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM.
La especialista explica como esas sustancias degradan al organismo cuando entran en él. Cuando ingresan al cuerpo a través del aparato respiratorio, producen afecciones de tipo crónico y degenerativo, como:
Bronquitis crónica y enfisema, que en conjunto constituyen la enfermedad pulmonar obstructiva crónica; cáncer de pulmón -de ocho a nueve casos están relacionados con la exposición directa o indirecta al humo de tabaco, es decir, se presenta en fumadores y fumadores pasivos-, de lengua, laringe, vejiga, etcétera.
El impacto cardiovascular también es importante, pues se ha visto que la sangre de los fumadores tiene una densidad diferente que, junto con la alteración de plaquetas, se constituye en un factor de riesgo para la formación de trombos. También se reduce la luz de venas y arterias; todo ello constituye una “bomba de tiempo”: eventos vasculares cerebrales e infartos.
También hay repercusión en el aparato reproductor: en el masculino se registra la reducción del número de espermatozoides y su motilidad; en mayores de 50 años que han fumado a lo largo de su vida, problemas de erección. En las mujeres se puede presentar menopausia temprana, hasta seis años antes.
Cuando fuman directa o indirectamente durante el embarazo, sobre todo en el primer trimestre, se pueden presentar malformaciones congénitas como la fisura oral conocida como labio leporino, alteraciones graves en el corazón o estrabismo, entre otras que afectan al producto.
Los procesos de cicatrización son más lentos, porque la sangre tiene menor concentración de oxígeno, se registra con más frecuencia la osteoporosis: una fumadora puede tener 15 por ciento menos densidad ósea, lo cual la pone en riesgo de padecer la enfermedad o presentar fracturas.
Estos padecimientos, que requieren tratamientos que se traducen en altos costos para los sistemas de salud, precisa Ponciano Rodríguez, son prevenibles al igual que los más de 60 mil fallecimientos al año (169 cada día), que actualmente se registran en México. PdC.
Foto de Damian Barczak.