Al Paciente con Amor

Leche materna, “primera vacuna” del bebé

No lo echemos en saco roto y pasemos la voz: amamantar al bebé es tan importante que hacerlo en la primera hora es esencial para salvar la vida de los recién nacidos. Tres de cinco no son alimentados de esta forma a la hora de nacer.

La lactancia materna, una práctica natural que se va perdiendo por la vida moderna y por el bombardeo de publicidad con respecto a las fórmulas lácteas infantiles que aseguran que hasta es mejor que el de la madre, pone en riesgo el desarrollo de los hijos.

Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, la UNICEF y la OMS en su nuevo informe, estiman que 78 millones de bebés (tres de cada cinco) no toman leche materna en su primera hora de vida, lo cual aumenta el peligro de que mueran o contraigan una enfermedad.

El informe refiere que los recién nacidos que toman leche materna en su primera hora de vida tienen muchas más posibilidades de sobrevivir.

Un retraso de tan solo unas horas después del nacimiento podría poner en peligro la vida del bebé. El contacto piel con piel y la succión de la mama favorecen la producción de leche materna y de calostro, llamado también la “primera vacuna” del bebé por su alto contenido en nutrientes y anticuerpos.

“Cuando se trata de iniciar la lactancia materna, es fundamental hacerlo a tiempo. En muchos países, puede llegar a ser una cuestión de vida o muerte”, asegura Henrietta H. Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF.

El informe cita algunos estudios anteriores que demuestran que los recién nacidos que comenzaron la lactancia materna entre dos y 23 horas después del nacimiento tuvieron un 33 por ciento más de posibilidades de morir que los que comenzaron a recibir leche materna en la primera hora de vida.

Para los recién nacidos que comenzaron a amamantar un día o más después del nacimiento, el peligro aumentó más del doble.

Hay que recordar que la leche materna es el alimento ideal para los lactantes. Es segura y limpia y contiene anticuerpos que protegen de muchas enfermedades propias de la infancia. PdC.

 Foto de Mehmet Turgut  Kirkgoz.

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