* Tomo I del Diccionario de las Emociones, trabajo de divulgación para entender cómo manejarlas en situaciones de crisis
Ahí estaban, ya existían, pero nadie se atrevía a hablar de ellas, a decir me siento así, tengo miedo de, yo sufro de…por vergüenza a ser etiquetado, calificado como loco, débil o histérica.
Pero llegó un coronavirus y todo lo puso patas para arriba; sacó a flote a todas esas enfermedades mentales que en menor o mayor grado estaban ahí, agazapadas, dentro de todos nosotros.
Porque como dicen los expertos, desde antes de la pandemia, la salud mental de la población ya vivía una situación compleja por los niveles de depresión o el incremento de suicidios, entre otros estados emocionales.
Con la emergencia sanitaria se recrudeció el problema, refiere Ángel Figueroa Perea, titular de la Dirección General de Divulgación de las Humanidades (DGDH) de la UNAM.
Y es que todos experimentamos emociones y no podemos reprimirlas, sino vivirlas; una vez que identificamos qué nos genera cierta emoción, debemos saber cómo la afrontamos.
¿Y cómo afrontar esas emociones, cómo identificarlas? fueron las razones por las cuales un grupo de expertos se unieron para crear el Diccionario de las Emociones.
El Tomo I del Diccionario de las Emociones es un proyecto de divulgación para identificar y entender cómo manejarlas en situaciones de crisis.
Durante la presentación de la edición impresa, también se anunció, en ocasión del Día Mundial de la Salud Mental, el arranque de la segunda temporada del Diccionario con 12 nuevas cápsulas.
Emisiones que se darán a conocer semanalmente a través de Radio y TV UNAM, y el Sistema de Transporte Colectivo Metro (en pantallas no concesionadas); y en la Gaceta UNAM, donde aparecerán los jueves.
Se pensó, detalló Ángel Figueroa Perea, en cómo llegar al mayor número de personas y así ideamos elaborar unas cápsulas, primero para televisión y radio, como parte de la primera temporada.
Comenta que en la Facultad de Psicología los ayudaron a detectar cuáles son las principales emociones para hablar y así hacer un primer trabajo de divulgación.
Patricia Bermúdez Lozano, coordinadora del Programa Institucional de Tutoría de la Facultad de Psicología (FP), refiere que fue complicado seleccionar las emociones en las cuales enfocarse en la primera temporada.
“Elegimos sorpresa, tristeza, alegría, miedo, ansiedad, melancolía, confianza, celos, vergüenza, culpa, enojo y frustración”, todas importantes para afrontar, manejar, regular y vivir nuestro día a día.
En un primer momento, agregó, se ofrece una definición y se brinda una descripción psicológica, fisiológica y neurológica, porque hay manifestaciones en el organismo a las cuales debemos hacer caso, por ejemplo, rubor, palpitación, “mariposas” en el estómago, etcétera.
Se explica qué pasa con el sistema respiratorio, cardiaco, digestivo, en la corteza frontal, el sistema límbico, etcétera, y también se diferencia cuando una emoción se transforma en un sentimiento y un pensamiento.
Se incluyen ejemplos concretos, situaciones cotidianas que experimentamos en nuestra vida para identificarnos con lo plasmado en el Diccionario.
Cuando nos enojamos, abundó, esa emoción obliga a nuestro cerebro a reaccionar; esta respuesta se da en 300 milisegundos, lapso en el cual sabemos que algo no nos gustó, que tampoco está bien, que nos ofendió y entonces nos molestamos; pero tardamos en “bajar” el enojo hasta media hora.
Esa reacción puede lastimarnos y a los demás, por eso también se sugieren técnicas que lleven al pensamiento crítico y a adoptar técnicas de respiración y relajación, y participar en otras actividades que ocupen de manera positiva nuestro pensamiento, a fin de tener mejor manejo de las emociones. PdC.