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Inmadurez emocional infantil: sobreprotección paterna

Cuando los pequeños comienzan a tener bajo rendimiento escolar y los padres a recibir quejas de los maestros por el mal comportamiento de sus hijos, de inmediato los culpan, sin darse cuenta que pudieran ser ellos mismos los causantes de la inmadurez emocional de sus niños.

Y es que resulta que la inmadurez psicológica en los infantes, es un padecimiento mal comprendido que confunde a maestros y padres de familia.

Ya en una entrega anterior nos referimos a los síntomas que presentan los pequeños que tienen inmadurez emocional, hoy abordamos los motivos.

La doctora Claudia Sotelo Arias, directora del Centro de Especialización de Estudios Psicológicos en la Infancia (CEEPI), refiere que son niños sobreprotegidos, con papás sumamente aprensivos y que de forma inconsciente inhiben su desarrollo psicológico acorde a su edad.

Generalmente no son estimulados: ‘no se les toca ni con el pétalo de una rosa’ y las consecuencias son contraproducentes.

La especialista comenta que derivado del hacinamiento por la pandemia se registró un incremento de casos de niños con inmadurez psicológica; un repunte considerable del padecimiento por diversos motivos como el clima de inseguridad.

Explica que los pequeños ya no son tan sociables como lo eran hace unos años, ya no juegan en la calle o fuera de sus hogares. Su interacción se basa en las redes sociales y videojuegos.

Otro motivo es la sobreprotección de los padres que no les enseñan a defenderse y les resuelven todos los problemas que enfrentan.

Por otra parte, los mismos padres promueven los temores en vez del valor para resolver los problemas. Por no verlos frustrados, viven en la frustración y claro, les dan todo aunque no se lo merezcan.

Y un motivo más es la pandemia, que derivado del hacinamiento se presentó un incremento significativo de inmadurez emocional: niños sobreprotegidos, con temores desbordados, antisociales y con baja tolerancia a la frustración.

Ante este panorama, Claudia Sotelo Arias señala que la solución es realizar un diagnóstico basado en pruebas que miden el nivel de inmadurez y de inteligencia.

“Y hay buenas noticias, 82 por ciento de los casos se trata de niños normales, pero con algún grado de inmadurez psicológica. Sólo el 18 por ciento sí presenta inmadurez intelectual y otro tipo de padecimientos (TDAH, daños neurológicos, bajo coeficiente intelectual, etcétera)”.

La psicóloga detalla que el tratamiento para revertir la inmadurez se basa en terapias de juego:

“Los niños se divierten al mismo tiempo que refuerzan su autoestima y logran ganar autonomía. Para sus padres la intervención psicológica prevé cambios en la dinámica familiar y escolar. Por lo tanto, si cuenta con el apoyo familiar y de sus centros de estudio los niños pueden revertir la inmadurez a mediano plazo”, asegura Sotelo Arias. PdC.

 Foto de Caleb Oquendo.

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