Hemos hablado sobre los lomitos que se han destacados como héroes en nuestro país en momentos de catástrofes o peligro, pero también tenemos un peludo, que no es tan peludo, que ha sido muy importante en nuestra historia y es una leyenda que nos crea una identidad sobre todo en Día de Muertos.
Se trata del legendario techichi que se extinguió entre el siglo XVI y XVII. De acuerdo con la historia, este lomito era dócil, con piernas cortas y probable ancestro del reconocido perro Chihuahua. Su nombre (tlachichi o techichi) significa perro de tierra o de piso.
Fue uno de los perros domésticos de Mesoamérica y el mejor compañero de los Toltecas. Incluso, algunas fuentes revelaron que a pesar de ser maltratado se mantenía muy pasivo en todo momento.
Compañero ideal de los indígenas, realizaban tareas de campo, además de ser considerado un guía espiritual que conducía las almas al inframundo.
Restos de esta raza han sido encontrados dentro de tumbas a lo largo de los años. Por ello, se descubrió que su pequeño cuerpo alcanzaba apenas los 30 centímetros de altura, tenían orejas puntiagudas y cola corta. Se cree que parte de su extinción se debió a que fueron considerados como alimento, debido a un período de escasez del ganado.
El techichi fue uno de los animales más comunes en el México prehispánico, junto con el escuincli y Xoloitzcuintle.
Ahora vayamos a la leyenda del Xoloitzcuintle, el perro azteca, que es el que conocemos e incluso algunas personas lo tienen como mascotas.
El Xoloitzcuintle o también llamado perro azteca es una de las razas que ha sido venerada desde tiempos prehispánicos, era la creencia en eso tiempos, que estos bellos animales también eran guardianes de los espíritus y guiaban a las almas de los fallecidos a través del largo y difícil camino al Mictlán, “La Ciudad de los Muertos”.
Se creía que estos lomitos ayudaban a pasar a las almas por un profundo y caudaloso río que atraviesa la tierra de los muertos. Si la persona en vida había tratado mal a los animales, especialmente a los perros, el Xolo se negaría a ayudarlo, por lo cual perecería y no sería capaz de pasar.
En contraste, si los había tratado bien a estos peludos cuando se encontraba con vida, el Xolo gustoso, tomaría el alma, la pondría sobre su lomo y la llevaría a salvo hasta el otro lado.
Estos perritos no solamente eran valorados en el mundo espiritual, sino también cuando estaban vivos, pues eran asociados a Xolotl, el dios de la muerte, con el cual deberían ser bondadosos si querían gozar de una muerte agradecida y sin sufrimiento.
Cuenta la leyenda que, si este es color negro, no podrá llevar a las almas del otro lado del río, pues su color indica que él ya se ha sumergido en el río y ha guiado a suficientes almas a su destino.
Si es blanco o de color muy claro, no podría atravesar el rio, ya que esto significaba que es muy joven y aún no ha podido alcanzar la madurez para lograrlo.
Pero si era de color gris jaspeado, (que es lo usual en ellos) podría llevar a cabo esta importante tarea.
Como vemos contamos con otro lomito que fue y es venerado por muchos de nosotros por ser un guía espiritual que ha acompañado a muchas almas al Mictlán y que conserva sus raíces prehispánicas, e incluso fue plasmado en la película de Coco donde además de ser él mismo se transforma en alebrije, que ya será otra plática en nuestro portal.
Por lo pronto espero ser una buena persona con los peluditos para que el día que tenga que dar el paso decisivo a otro plano sea bendecida con que un Xolo me acompañe a la Ciudad de los Muertos.
Que opinan de esta leyenda les gustó espero que sean maravillosas personas con los lomitos y puedan tener la bendición que un Xolo acompañándolos. Pero aquí no termina les tengo otra sorpresa sobre los Xoloitzcuintle.
Fuente: Infobae
“Si los perros no van al cielo quiero ir donde ellos van.” – Anónimo.
Como siempre te deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.
Escrito por La Loca del Gato 🐈 y Otras…