Cultura

Con cambios, pero se conservan las ofrendas

De las celebraciones del Día de Muertos está fecha es la más importante,  le llaman la fiesta grande, es cuando todos los difuntos llegan para convivir con nosotros, a estar de nuevo vivos en el corazón.

Como seres humanos “tenemos la necesidad de pensar si existe algo más allá de nuestra partida de este mundo, pero no solamente desde una reflexión filosófica; podemos tener un acercamiento biológico, social, legal o cultural”, afirma María Angélica Galicia Gordillo, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

Es imposible negar que esta festividad, sobre todo en las grandes ciudades, ha cambiado en los últimos años. Las ofrendas son cada vez de menor tamaño, incorporándose cosas que sustituyen lo natural; el papel picado ahora es de plástico, al igual que las flores que sustituyen al cempasúchil natural.

A diferencia del pasado, en la actualidad esta tradición no se asocia con la idea religiosa y casi no se colocan imágenes de ese tipo, ni se reza en los altares. Además, a los jóvenes tampoco les interesa pensar en que los difuntos regresan, señala la universitaria.

Por fortuna, en los pueblos se conserva aún la costumbre de colocar grandes ofrendas y, en especial, de reunir a la familia, así la viva, como la que está presente solo a través de sus fotografías colocadas en un altar.

“El mexicano siempre hace evidente que la familia está ahí, y no sólo la nuclear, de padres e hijos, sino la que incluye a tíos, primos, etcétera, de modo que compartir el alimento con vivos y muertos es lo que hace maravillosa a esta fiesta”.

Somos alegres, una cultura llena de flores, baile, bebida, embriaguez y, en particular, de unión familiar, “que al final es lo que está buscando el Día de Muertos”, que se festeja desde el 31 de octubre, y el 1 y 2 de noviembre, ya que el primer día, de acuerdo con el calendario católico, corresponde a Todos los Santos, dedicado a los muertos niños; y el primero, a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos fallecidos. El dos de noviembre las almas visitantes emprenden el retorno.

Sea como sea, con una ofrenda grande o pequeña,  no perdamos esta hermosa tradición de recordar a nuestros familiares que ya han partido. PdC.

 Foto de Mikhail Nilov.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

Te puede gustar