Uno de nuestros grandes deseos es estar siempre saludables mediante una dieta adecuada, de hecho las indicaciones constantes de los médicos es llevar una alimentación equilibrada de proteína animal, frutas y verduras.
No obstante, debido a que la población mundial crece y como consecuencia la demanda de alimentos aumenta, los expertos consideran que la forma en que actualmente se producen los alimentos, no garantiza que en el futuro se cuente con todos los que se necesitarán.
Ante esta perspectiva, el experto Gabriel del Río Guerra, del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, comenta que la elaboración no es sostenible en el largo plazo y tiene importante impacto en el medio ambiente.
Refiere que muestra de lo anterior, es que 92 por ciento del agua dulce que existe en el planeta se destina a la agricultura y ganadería -las cuales contribuyen de manera importante a la generación de gases de efecto invernadero-, y sólo ocho por ciento para nuestra higiene e hidratarnos.
El experto en Bioquímica y Biología Estructural estimó que de 35 a 40 por ciento de la población no se beneficia con los alimentos actuales. Y ejemplificó: quienes tienen la enfermedad hereditaria de Fenilcetonuria no pueden procesar las proteínas de origen animal o vegetal, pues contienen el aminoácido esencial Fenilalanina.
“Al no poderlas degradar empiezan a acumular compuestos nitrogenados en el cuerpo que los intoxican. Estas personas no pueden consumir las cantidades de proteína que un humano requiere y tienen problemas de nutrición y desarrollo. Se estima que entre el uno y tres por ciento de los humanos presentan enfermedades como la Fenilcetonuria”.
Otro grupo lo representan aquellos con padecimientos crónicos de los riñones, problema en aumento en México y Estados Unidos, debido al incremento del sobrepeso y la obesidad que conllevan al Síndrome metabólico, alteraciones cardiacas y diabetes.
En la Unión Americana se calcula que aproximadamente 15 por ciento de la población adulta enfrenta estas afecciones.
Se suman las personas de la tercera edad o mayores de 65 años. A partir de los 40 años inicia un proceso de envejecimiento fisiológico normal que implica la pérdida de la función y de masa muscular, conocido como sarcopenia, explica Del Río Guerra.
“Se estima que, a partir de los 40 años, cada década pierde un ocho por ciento de masa o función muscular. En Estados Unidos, entre un cinco y 10 por ciento de los mayores de 65 años necesita de asistencia para moverse -bastones o algún tipo de aditamento- y entre las personas de más de 80 años aumenta al 50 por ciento
“En Singapur, donde tienen una dieta menos rica en proteínas y son más vegetarianos, el 50 por ciento de las personas de 65 años ya requiere de asistencia para moverse, lo cual nos indica que para evitar que se presente la sarcopenia de manera acelerada, es necesario hacer ejercicio y tener una dieta rica en proteínas”.
Sin embargo, en la medida que envejecemos también se pierde apetito y los alimentos ricos en proteína con los que se cuenta, no son los adecuados para ese grupo de edad.
“Uno se puede comer, por ejemplo, un pastel con mucha grasa y carbohidratos y se siente lleno, pero si ingieres medio kilo de filete de res te puede generar sensaciones de taquicardia, sudoración, vómito, náuseas; la reacción del cuerpo ante un exceso de proteínas es mucho más crítica”.
Del Río Guerra precisó que actualmente se ofrece proteína en polvo derivada de la leche de vaca o del chícharo, que pueden resolver parte del problema de la nutrición, pero no son suficientes y se producen bajo procesos no sustentables. Además, esta presentación en polvo no es muy agradable al gusto.
Es por ello que ante el panorama futuro de la nutrición mundial, un grupo de científicos del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM, se han dado a la tarea de desarrollar una proteína que cuenta con la proporción óptima de los aminoácidos esenciales que se requieren consumir diariamente para el funcionamiento de nuestro cuerpo. PdC.
Foto de Lucas George Wendt.