Cuando recién llegó Wera a casa, era una perrita muy miedosa, todo le provocaba hacerse bolita, quería pasar inadvertida, que nadie la viera; si alguien levantaba la voz o si hacíamos movimientos bruscos, temblaba.
Muy entendible, ya que su vida anterior a llegar a la manada, fue sobrevivir en las calles, buscar que comer, cuidarse de todo y de todos.
Sabemos que los lomitos suelen ser animales muy juguetones y siempre dispuestos a la actividad física, algunos en mayor o menor medida que otros, es por esto que muchos los consideramos como el complemento ideal para estar en familia con niños o que gustan de hacer mucho ejercicio.
Pero hay muchos peluditos que pueden ser excesivamente “miedosos”, caso de Wera cuando llego a casa, los cuales pueden ser fácilmente identificados porque no les gusta dejar su casa, quedarse solos e incluso acercarse a otras personas y/o animales.
Este comportamiento tiene varias razones como la falta de un proceso de socialización temprano o, en el caso de las mascotas rescatadas, por maltrato.
Cualquiera que sea el caso, debes saber que es posible revertirlo, pero requerirás de mucha paciencia y constancia, al igual que con cualquier proceso de entrenamiento.
Lo primero que hay que hacer es siempre acercarnos con amor y confianza, esos mismos sentimientos se transmitirán al animal en el contacto diario; si al principio no funciona, dale tiempo y no lo regañes, pues esto solo tendrá el efecto contrario.
Hay que hacerlo sentir seguro, y parte fundamental de esto es establecer una rutina diaria, es decir, fijar horarios para el momento de la comida, el paseo, el juego e incluso para dormir.
Entre estas actividades, hay que apartar siempre un tiempo para la recreación en conjunto, cosas como lanzar la pelota o cualquier ejercicio relacionado.
Nunca obligues al lomito a hacer nada que no quiera, intenta acoplarte a sus necesidades, y en poco tiempo verás cómo es un animal feliz y activo.
En verdad que solo necesitas muuuuucha paciencia para que el peludo miedoso empiece a tener confianza y salga su verdadera personalidad.
En el caso de Wera, de ser una perrita miedosa y que no quería que nadie la viera, ahora es una peluda muy equilibradita, que sabe qué lugar ocupa en la manada, cuáles son sus cosas y que la respetamos y amamos.
Sabe que en ningún momento la abandonamos y que siempre queremos que esté contenta y feliz. Que se le consciente mucho y que siempre tenemos los premios que a ella le encantan, que muere porque la apapachemos y que está en un lugar seguro y que no tiene necesidad de sufrir nuevamente.
Wera mi entrañable compañera de paseos o de sencillamente estar cerca de mí viendo la tele, la que me cuida en todo momento y la que siempre mueve esa colita que parece que un día saldrá volando de casa.
Esa peludita que llegó un día a casa asustada, pero que pronto, gracias a la paciencia de la manada y de la compañía de Maya, entendió que está en un lugar donde la aman y miman.
Tengan paciencia con esos lomitos miedosos y sobre todo denles mucho amor para que, así como Wera, en breve sean unos peludos felices.
“Si un perro no viene a ti después de mirarte a la cara, es mejor que vayas a casa y examines tu conciencia”. – Woodrow Wilson.
Como siempre te deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.
Escrito por La Loca del Gato 🐈 y Otras…
Fuente: mascotas.com