La Loca del Gato y otras

¿Por qué Sr. Miau no se deja tocar sus patitas?

Los michis son tan especiales que hay que saber tratarlos para que no se estresen o te pongan un “estate quieto” contundente que no te deja lugar a duda que NO le debes hacer.

Como hemos visto, estas bolitas de pelo que son tan suaves y relajan tanto que a todos los que nos gustan es inevitable estar cerca de uno de ellos y resistirse a tocar a “michiberto” en cuestión. Sin embargo, sabemos que hay ciertas partes que “odian” o no toleran que les toquemos en la gran mayoría de casos.

En concreto, las patas, la pancita y la cola. Con relación a sus patitas, son una parte muy sensible por sus numerosas terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos, lo que explica por qué a muchos de nuestros mininos no les agrada que se las toquemos.

Además, sus almohadillas no solo tienen receptores que les indican cómo está lo que pisan, ya sea el terreno, su presa o la temperatura, sino que a través de ellas también sudan y marcan territorio.

Ellos sudan especialmente por sus patas debido a que la gran mayoría de glándulas sudoríparas se encuentran en la parte inferior de las almohadillas, es decir, que sudan por las patas.

Además de glándulas sudoríparas, hay otras especializadas en producir olores que les permiten marcar territorio por donde caminan, rascan, arañan o amasan; de esta manera, hacen saber que ese lugar ya tiene dueño.

Sus almohadillas van a juego con el color del pelaje y piel del minino, ya que actúa el mismo pigmento, de manera que en los michis negros las almohadillas serán negras, en los blancos suelen ser de color rosado y en los peludos de varios colores, suelen reflejarse en las almohadillas varias manchitas.

Los gatitos son muy limpios por eso es frecuente ver lavarse sus patas varias verses al día, por lo que hay que controlar siempre que no toquen zonas sucias o con malas condiciones higiénicas para evitar que puedan ingerir microorganismos, plantas tóxicas o pequeños objetos que dañen su salud.

Son animalitos digitígrados, es decir, que en vez de caminar como nosotros, con los talones y planta del pie, ellos lo hacen de puntillas, apoyando solamente los dedos cuando andan.

Aunque pueda parecer incómodo para ellos, lo cierto es que no lo es, pues anatómicamente están preparados para andar así.

Además, por la suavidad y poca dureza de sus almohadillas, les permiten desplazarse silenciosamente para que no los oigan las presas, ya sea corriendo, caminando o saltando, convirtiéndolos en unos seres extremadamente sigilosos.

Comparten junto a los camellos y las jirafas una forma de caminar que consiste en mover primero la pata delantera y trasera del mismo lado y, a continuación, lo mismo, pero del lado contrario, por lo que las patas de un lado se suspenden mientras pisan con las del otro lado.

Además, con la pata trasera de un lado pisan el mismo lugar donde dejó huella la pata delantera.

Un corte o daño en una pata les causa mucho dolor y muchísimo sangrado por las numerosas terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos.

Normalmente sus uñas están guardadas en una funda de piel bajo las almohadillas que evitan que se desgasten y les permite caminar en silencio.

La queratina con la que están constituidas les hace crecer. Solo las sacan cuando escalan o se defienden. Arañan para mantener sus garras preparadas y afiladas listas para usar si la situación lo requiere, por eso es importante cubrir esta necesidad poniéndoles rascadores para evitar que arañen los sillones o cortinas de nuestra casa.

Estudios han demostrado que, igual que las personas son zurdas o diestras, los mininos en su mayoría tienden a preferir una pata en vez de otra. Puedes comprobarlo jugando con ellos con algo difícil de cazar, ellos pondrán su pata preferida o dominante con más empeño en alcanzarla.

Sus patas son muy flexibles y hábiles para trepar, ya que pueden dirigir las patas traseras hacia delante para subir. Sin embargo, bajar es otra cosa, pues sus patas delanteras no están preparadas para eso, por eso a veces necesitan ayuda para descender de ciertas alturas. Es decir, su cuerpo es capaz de subir, pero no de bajar.

Los michis en su mayoría tienen 18 dedos, cinco en cada pata delantera y cuatro en cada pata trasera. Sin embargo, hay gatos que muestran polidactilia o más dedos de lo normal debido a mutaciones genéticas.

Ya aprendimos algo sobre por qué nos les gusta que toquemos sus patitas, pero aquí no acaba esto, así que esperen más información que les tengo.

Por lo pronto voy a darle lata al Sr. Miau que ahorita está tomando su bañito de sol

“El paraíso jamás será paraíso a no ser que mis gatos estén ahí esperándome.” – Anónimo.

Como siempre te deseo muchas huellitas 🐾🐾🐾 de amor en casa. PdC.

Escrito por La Loca del Gato 🐈 y Otras…

Fuente: Expertoanimal

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