“Nunca te sueltes”, dirigida por Alexandre Aja, es de esas películas a las que debes entrar sin expectativas, a ciegas. Protagonizada por Halle Berry, este thriller psicológico disfrazado de película de terror te lleva por un camino inquietante que mezcla el miedo a lo externo con las tensiones internas de una familia aislada del mundo.
La historia, ambientada en un futuro indeterminado, sigue a una madre (Halle Berry) y sus hijos gemelos, Sam (Anthony B. Jenkins) y Nolan (Percy Daggs IV), que viven recluidos en una casa en el bosque. La madre está convencida de que hay un mal acechando fuera de su hogar, y solo los muros de su casa de infancia —y la madera de la que está construida— pueden protegerlos.
A partir de aquí, todo gira en torno a esa tensión constante entre lo que está afuera y lo que habita dentro. La familia, desconectada del resto del mundo, sigue estrictas reglas: siempre deben estar atados a la casa por largas cuerdas cuando salen a cazar o a cortar leña, una especie de umbilical real y gordo que los protege de ese supuesto mal. Sin embargo, solo la madre parece percibir esa amenaza, lo que crea un ambiente opresivo de paranoia que va en aumento cuando Nolan, uno de los hijos, empieza a cuestionarla y a rebelarse.
“Nunca te sueltes” se aleja del horror tradicional. No encontrarás sustos fáciles aquí, sino una exploración más sutil y psicológica, donde el miedo nace de las relaciones familiares, de los conflictos entre el deseo de control de la madre y la necesidad de los hijos por descubrir el mundo. Alexandre Aja plantea preguntas interesantes: ¿el mal está realmente fuera de la casa o vive dentro de nosotros, alimentado por nuestras inseguridades y miedos más profundos? Mi familia, tu familia, la de todos.
El drama familiar es el verdadero núcleo de “Nunca te sueltes”. Halle Berry brilla en su interpretación de una madre sobreprotectora al borde del colapso, luchando no solo contra lo que percibe como una amenaza externa, sino también contra el inevitable crecimiento de sus hijos. Su actuación está llena de matices: una mezcla de miedo visceral y determinación, con una ansiedad palpable que se transmite en cada escena. Sin embargo, quienes realmente se roban el show son Anthony B. Jenkins y Percy Daggs IV, Sam, el más temeroso, y Nolan, el rebelde, ofrecen actuaciones que añaden una dimensión emocional al conflicto, haciendo que el espectador se vea atrapado entre el deseo de gritarles y la empatía por su situación.
Aunque “Nunca te sueltes” tiene momentos en los que la tensión cae y ciertos elementos resultan repetitivos, consigue mantener el interés gracias a la calidad de las actuaciones y a la constante sensación de peligro que impregna cada escena. Alexandre Aja juega con la percepción del espectador, haciéndonos dudar de lo que es real y lo que es producto de la mente paranoica de la madre. Y aunque algunos podrían criticar su ambigüedad, el final deja muchas preguntas abiertas, convirtiendo a “Nunca te sueltes” en una experiencia cinematográfica que, si bien no perfecta, te hará reflexionar.
Concluyo, “Nunca te sueltes” es un intrigante estudio de las relaciones familiares bajo presión y de la lucha interna contra lo desconocido. No es una película de terror convencional, pero su capacidad para generar inquietud y provocar debate es innegable. Buena. PdC.
Crítica de Antelmo Villa.