CDMX, Marzo 1/24.- Recientemente, se informó que en Sudáfrica hubo un fuerte aumento en la caza furtiva de rinocerontes, aproximadamente 500 fueron asesinados durante el 2023.
¿Por qué es importante esta desafortunada noticia?
Porque los rinocerontes están experimentando un colapso masivo en el tamaño de sus poblaciones y en su distribución geográfica, lo cual deriva en la pérdida de los servicios ecológicos que proporciona esta especie, lo cual podría cambiar inevitablemente los ecosistemas.
El impacto de la caza furtiva tiene consecuencias catastróficas para la vida silvestre, en muchos casos es una de las causas por las que un animal se encuentra en riesgo de extinción.
De acuerdo a una publicación en ExpokNews, Sudáfrica recibe un gran impacto derivado de esta práctica, principalmente por la gran demanda de Asia, donde los cuernos se utilizan en la medicina tradicional para supuestos efectos terapéuticos.
Así mismo, son muy buscados en los mercados negros, donde su precio por peso rivaliza con el del oro y la cocaína.
En los últimos años, las autoridades de aquella región han puesto manos a la obra en frenar la caza de rinocerontes, particularmente dentro del Parque Nacional Kruger, un imán turístico en la frontera con Mozambique, cuya población de estos ejemplares ha disminuido drásticamente de más de 10.000 a menos de 3.000 en los últimos 15 años.
El desolador impacto de la caza furtiva alcanza niveles insostenibles: la creciente avaricia conduce a un aproximado de mil rinocerontes asesinados cada año, refiere el Word Wildlife Crime Report, elaborado por la United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC).
Hay diversas organizaciones sin ánimo de lucro en todo el mundo que trabajan para combatir la caza furtiva.
Algunos de estos grupos promueven formas alternativas y más sostenibles para que los cazadores se ganen la vida.
Otra forma efectiva de acabar con esta práctica es reducir la demanda de las especies silvestres ilegales.
En resumen: si nadie compra los productos, no habrá necesidad de asesinar más rinocerontes. PdC.
Foto de Chris Clark.