En  “El astronauta”, Adam Sandler se sumerge en su faceta melancólica en este ensoñador drama de ciencia ficción. Aunque Adam Sandler comúnmente asociado con la comedia chistosa, su trabajo toma una calidad reflexiva y admirable cuando se torna serio.

En este intrigante filme, nos encontramos con un personaje psicológicamente complejo, inmerso en una narrativa visualmente elocuente acerca de un cosmonauta que se desahoga con un alienígena arácnido.

La comedia y la tragedia coexisten, permitiendo que Adam Sandler nos sorprenda con actuaciones llenas de auténtico corazón y angustia, incluso con destellos de asombro genuino.

La historia tiene su origen en la novela de ciencia ficción de Jaroslav Kalfar, “Astronauta de Bohemia, que imagina a la República Checa enviando a un astronauta en una misión en solitario. El director Johan Renck, conocido por su destacada serie limitada “Chernobyl”, adopta un enfoque básico al presentarnos a Jakub Procházka (Adam Sandler), un cosmonauta que intenta acercarse a la nube de Chopra, una misteriosa formación de partículas púrpuras sobre la Tierra.

Mientras Jakub se enfrenta a este fenómeno celestial, su esposa embarazada, Lenka (Carey Mulligan), graba un mensaje anunciando su decisión de abandonarlo.

Sin embargo, la oficina a cargo de la misión decide ocultarle esta información a Jakub para no distraerlo de su trascendental encargo.

A bordo de la nave, Jakub se encuentra repentinamente con un ser arácnido (con voz de Paul Dano), un refugiado alienígena llamado Hanus.

A través de sus diálogos, se exploran los miedos más profundos de Jakub, quien no se da cuenta de lo cerca que está de perder a Lenka.

El astronauta” funciona como un experimento de cine independiente, donde sus imperfecciones pueden ser perdonadas por sus fortalezas. Johan Renck, conocido por su estilo onírico, encaja perfectamente con el guion de Colby Day, que no pretende ser una aventura espacial convencional.

A diferencia de otras producciones, las imágenes son elegantes pero nunca opacan a los personajes, creando una experiencia similar a “Lo inmenso de la noche, donde la ciencia ficción se utiliza para explorar temas más profundos.

La sutil sátira sirve como marco para el verdadero corazón de la historia.

El cosmonauta de Adam Sandler está escrito con un refrescante sentido de imperfección.

Las conversaciones entre Jakub y Hanus, aunque tienen momentos de ciencia ficción encantadores, convirtiéndose en una forma madura de autorreflexión.

Jakub está perdiendo a Lenka porque está distante, ocultando sus miedos obsesionándose con el trabajo. Hanus, a su vez, intenta comprender por qué los humanos son tan egoístas y solitarios.

Johan Renck evoca una melancolía hipnótica al filmar recuerdos y flashbacks, mientras la música de Max Richter aporta un brillo electrónico al tiempo que subraya las emociones o la desorientación de Jakub en el frío del espacio.

A diferencia de otras producciones, Johan Renck evita el uso de acentos falsos, permitiendo que los personajes hablen en inglés normal.

Carey Mulligan, aunque subutilizada, logra mover y evocar emociones al igual que Adam Sandler, quien por cierto brinda uno de sus papeles más conmovedores, una actuación medida y silenciosa, explorando las complejidades del amor y la distancia.

El astronauta” puede confundir a algunos con esos tonos meditativos y una fotografía alucinatoria en lugar de acción frenética, ofrece realidades alternativas, enmarcándolas en una parábola sobre el amor y el matrimonio.

Una película “rara” y necesaria que perdurará en la memoria mucho más que los remakes y secuelas desechables que ya nos rebasan. PdC.

Crítica de Antelmo Villa.

1 Comentario
  1. Carmen Alva 6 meses ago
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    Interesante sin duda alguna

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